­Desde hace un tiempo, es habitual encontrarse con prestigiosas marcas automovilísticas que, aprovechando su puntal tecnológico y artístico, exhiben en vitrinas sus piezas del motor a modo de un museo. Así, Ferrari, Harley Davidson o el mismo Fernando Alonso, empleando hasta sus karts infantiles y cascos de competición, han llevado a cabo iniciativas similares y en distintas ciudades. Sin embargo, lo original de la propuesta de Alberto Santonja, artista alcoyano y profesor de la Universitat de València, es partir de las premisas de Ferrari y Harley Davidson pero trabajando con piezas inservibles. En otras palabras, lo que distingue a Santonja es la reutilización y transformación de piezas descartadas por el equipo de Jorge Martínez «Aspar», en la alta competición del motociclismo (bien porque han quedado obsoletas, prohibidas por el campeonato o dañadas en una caída) para así convertirlas en esculturas. De este modo, en una línea más de su investigación, Santonja aúna arte, tecnología y motor en unas obras que sin duda han formado parte de su exposición más innovadora, y que presentó recientemente en el circuito de motos de Cheste en Valencia.

«Hace dos años realicé una muestra con la "Dama del Motor", que simulaba la Dama de Elche. Pues bien, a partir de esa exhibición, puesto que estaba en el lugar adecuado, inicié varios contactos en el mundo de la Fórmula Uno y de las motos, y así conocí a Aspar, con quien compartí esta idea, le pareció estupenda y nos pusimos manos a la obra», señala Santonja, que también ha colaborado y trabajado en el campo de los satélites espaciales. «Mi intención siempre fue aportar un valor estético a la pieza, descontextualizar el objeto uniendo los componentes artísticos, tecnológicos y del mundo del motor», apuntó.

Para ello, aprovechando que el equipo Aspar Team compite en todas las categorías de la alta competición del motociclismo, con pilotos como Aleix Espargaró, Jonas Folger o el alcoyano Nico Terol, Santonja parte de una llanta o de un disco de freno para elevar a categoría de arte lo que, un momento atrás, se iba a desechar rumbo a un vertedero.

«Siempre digo que el arte está abierto a la creatividad, y cualquier objeto cotidiano se puede transformar también en arte. Este tipo de reciclaje lo cierto es que se lleva haciendo en muchos sectores, pero aquí sí te puede decir que somos los primeros en el mundo del arte con la competición», afirma.

¿Pero a qué público le interesa una escultura con forma de volante o tubo de escape en su casa? ¿Y hasta qué punto puede tener eso atractivo o no para el coleccionista? En este sentido, según asegura Santonja, «el valor añadido de estas esculturas es que van dirigidas a un público coleccionista, fan del motor, ya que las obras están numeradas y firmadas por los pilotos, puesto que algunas de estas piezas formaron parte de las motos con las que compitieron en carrera».

«Te puedo decir además que, en la última carrera de Cheste, donde se expusieron la mayoría, por allí había periodistas, patrocinadores y gente cercana al equipo y a los pilotos, y las opiniones fueron muy buenas. Se trata de algo bonito, de ennoblecer las piezas de las motos ya descartadas y apartadas, que en su día tuvieron un papel fundamental. Y esto es un valor añadido, que sorprende muchísimo, y que ha calado muy bien en el mundillo», agrega Santonja.

Con todo, para quien quiera hacerse con estas esculturas «recicladas», debe preparar el bolsillo, ya que algunas alcanzan los 5.000 euros. El baremo, según matiza Santonja, es principalmente si su materia de elaboración, las piezas de las motos con las que se confeccionó la obra de arte, estuvieron en carrera con algunos de los pilotos del equipo de Aspar. «Hay públicos de un alto poder adquisitivo, pero aquí hay de todo porque algunas de las piezas (que se pueden ver en la web oficial de Aspar Team) no superan los 500 euros. Hay muchos estilos, para todos los gustos y bolsillos». El alcoyano Alberto Santonja ha trabajado dos años en este proyecto con el que, incluso, ha firmado con un convenio con el equipo Aspar Team, ya que las esculturas están validadas con un certificado de autenticidad.