Hubo ayer en Moncada la agradable sensación de ver especialmente animadas sus gradas, que rozaron el lleno. La afición sigue fiel a las grandes citas del año. En esta ocasión León fue el verdadero rey del territorio. Desde que soltó el primer pelotazo observamos cuáles eran sus intenciones: esquivar la mortífera picadura de la cobra real. Había que evitar que, como ocurriera en Pelayo, Javi se erigiera en dueño y señor de la partida.

León, que sabe más por veterano que por fiero, analizó la geometría del trinquet de Moncada, las posiciones de sus rivales y diseñó una estrategia. No, no le pasaría como en Pelayo donde esquivó todo análisis y lo fio todo a sus garras. Ayer salió a la cancha dispuesto a no dar tregua a sus rivales. Como es fiero, pero también estudioso, repasó las lecciones sobre la geometría de la curva y se detuvo en todo lo referido a la parábola. Evitar las alturas de Javi requiere de un estudio detenido sobre directrices, focos, vértices y ejes de simetría, esas cosas que hacía en sus noches Mezquita el de Vila-real.

¿Acaso piensan ustedes que tanta sabiduría es un don natural? Nada de eso, todo es consecuencia del esfuerzo personal, constante, a veces sobrehumano. Aquel pequeño hombre de La Plana se hizo gigante robándole muchas horas a las noches. Pues eso ha hecho León para poder derrotar a un ofidio tan mortífero como Javi. Estudiar geometría y estudiar psicología. Esta última ciencia la hubo de aplicar con sabio criterio, que no es otro que el de la templanza, para levantar el ánimo de su cachorro Santi.

El de Finestrat, como gato joven, actuaba con precipitación, soltando zarpazos al aire, sin ton ni son. Tantos y con tan mala fortuna que permitieron a sus rivales sobrevivir varios juegos en los inicios.

Pero el viejo León, como un padre protector, mordía le lengua, apretaba los dientes, quien sabe si maldecía por sus adentros pero sacaba la sonrisa y animaba a Santi. Menos mal que Tomás fue esta vez el de Xaló, es decir el de sabroso olor y sabor a moscatel de La Marina, ese que permite dotar de los más ricos perfumes a los vinos de la Rioja.

Así es que León centró su acción carismática en quien realmente la necesitaba. Y surtió efecto. Recuperó el ánimo Santi, acertó en sus decisiones, autogeneró confianza y resolvió con acierto los problemas que se le planteaban. Buen maestro León, que confía en la persuasión y en la confianza y no en el atropello a la moral de su discípulo. Total, que el trío de Sueca, por allí vimos al diputado nacional Joan Baldoví siempre aficionado y practicante del deporte valenciano se alzó con el triunfo frente a unos rivales que tras el 30-25 a su favor sólo pudieron ganar un juego. Todo el orden geométrico del equipo rival desesperó a Fageca y desconcertó a Javi que acabó admitiendo la superioridad estratégica de sus rivales.

Si Monrabal no pudo lucir sus galas fue porque los rivales lucieron las suyas. Ya sabemos que cuando brillan los «punters» algo está fallando en el resto y «mitger» rival. O porque Oltra es el «feridor» que es lo que ocurrió ayer para que Fageca sufriera más de la cuenta a favor del lucimiento de Tomás.

Toca esperar hasta el domingo. Los vencedores recuperan ánimos y esperanzas. Les ha funcionado la estrategia. Los derrotados tienen tiempo para analizar lo ocurrido y aplicar los procedimientos adecuados. Si me permiten un consejo: aplíquense en la física dinámica, todo aquello de la cinética. Sus cualidades sintonizan con las ecuaciones del movimiento y de la velocidad. Por ahí pueden explorar soluciones al dilema que le han planteado sus rivales: frente a la parábola, las espirales; frente a psicología de la templanza, la aceleración de los sentidos. Algo deben hacer para invertir la situación.