­Muchos condicionantes concurren a la hora de calcular el valor de marca de un club de fútbol. El proceso se distancia de la evaluación de cualquier otra multinacional, por la variedad de factores, muchos externos, que conforman la ecuación final. Los activos del Valencia superan los 500 millones, pero su valor, a pesar de la vocación competitiva de un club que se encuentra entre los primeros diez que más finales europeas ha jugado, se reduce con los problemas que asfixian su presente y le obligan a una venta para garantizar su viabilidad.

La elevada deuda, de 370 millones de euros, la paralización del estadio, el traspaso de las principales figuras o la caída, finalmente frenada, en los abonos, atan de pies y manos el recorrido potencial de la marca, una realidad que refuerza más aún la necesidad de un cambio de propiedad. En 2012, Forbes calculó el valor del club en 199 millones de euros. Fue la última tasación que la consultora norteamericana realizó sobre el club ya que al año siguiente el club quedó descolgado de los veinte primeros clasificados. Sólo un traspaso de la sociedad frenaría su decadencia de cara a la próxima temporada, por encima de otras opciones que reactiven el prestigio del club como la consecución, todavía posible, de la Liga Europa. De no remontar la eliminatoria ante el Sevilla, y con las escasas probabilidades de entrar vía Liga en torneos continentales „de la que dependen muchos ingresos extra„ si el Valencia no se vende debería verse sometido a una profunda reestructuración, con traspasos y un recorte en la masa salarial de la plantilla que le permita paliar la diferencia entre gastos (pasado verano de 117) e ingresos fijos (80).

El repunte del Manchester City

En el primer año de Amadeo Salvo como presidente, el club ha intentado sentar nuevas bases de un futuro sostenible, con una evidente renovación a nivel de imagen y representación de la marca Valencia GloVal, y la firma con Adidas ayudará a abrir mercados. Los imperativos inmediatos del presente, sin embargo, mandan. Las experiencias de entrada de capital tras una venta en otros clubes ha sido en muchos casos positiva. Por ejemplo, la ascensión del Manchester City ha resistido incluso a decepciones en el plano deportivo y ha crecido con planes pioneros como la exportación de la marca al mercado de Estados Unidos, con el objeto de crear franquicias dentro de las ligas profesionales de «soccer» y beisbol que haga crecer la capacidad comercial y el número de aficionados. Su evolución sería la deseada para Mestalla.

Según Forbes, el club mejor valorado del mundo es el Real Madrid, con 2601 millones. Le sigue el Manchester United, con 2493 millones de valoración, mientras que la tercera plaza es para el FC Barcelona, con 2048 millones. Estos tres clubes han afianzado su hegemonía como potencias planetarias. Otros, como el Bayern (quinto, con 1032 millones), se sustentan en su propia comunidad. El nivel adquisitivo de sus aficionados, la alta asistencia a los estadios y la presencia de patrocinadores locales fuertes estimulados por el mayor consumo afianzan modelos emergentes como la Bundesliga. La adhesión de los hinchas es incondicional „con independencia de éxitos deportivos „ con los clubes de su comunidad de origen, lo cual supone una garantía invariable de apoyo financiero que no existe en la Liga española. La finalización de proyectos como el nuevo estadio debería acompañarse de un cambio en la coyuntura económica.