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Entrevista

Lishchuk: "La guerra es absurda: mi madre es rusa y yo soy ucraniano"

Lishchuk reclama el auxilio de Europa o Estados Unidos para solucionar el conflicto que azota a su país

Lishchuk: "La guerra es absurda: mi madre es rusa y yo soy ucraniano"

No pudo evitar las lágrimas en el último partido de liga contra el Barça... Algunos intuyeron que era el final de un ciclo, que Lishchuk estaba fuera del Valencia Basket.

Aquello fue un palo durísimo, uno de los peores momentos de mi carrera. La verdad es que si que pensé que podía haber sido mi último partido con el Valencia Basket y me vine abajo al pensar que se nos había escapado una oportunidad buenísima para haber hecho historia con este club, que se me escurría de las manos una final de Liga en, quizá, mi última temporada aquí. Con un equipo muy bien sincronizado, con todo lo que habíamos superado con las lesiones, con la remontada en los dos partidos en Barcelona... y de repente todo termina en tu casa, ante tu gente, que tanto ha estado a tu lado... Afortunadamente, ahora está olvidado y empezamos un nuevo reto. ¡Estamos en la Euroliga!

¿Qué pensó cuándo se le comunicó que el club no le incluía en el derecho de tanteo?

Bueno, yo también entiendo la posición del club, porque yo soy un jugador que me perdí muchos partidos por lesiones. Puedo entender la posición del club en ese momento porque hay que renovar a un jugador que ha estado mucho tiempo lesionado.

¿Ve su renovación como un premio al esfuerzo, al compromiso por un club?

Espero que sí, y espero demostrarle que es una buena decisión. Con lo que pueda hacer este año espero demostrar que puedo seguir dándolo todo este equipo.

Su hija Anastasia nació aquí hace tres años... usted siempre dice que es valenciana.

Claro, me siento orgulloso de decirlo. Yo considero a Valencia como mi casa. Es una ciudad fantástica, la gente es muy buena, todo lo relacionado con Valencia me produce una gran alegría (se mociona). Muchas veces lo pienso: he tenido mucha suerte de venir a este gran club y de quedarme a vivir aquí tantos años, es de lo mejor que me ha podido pasar en mi vida.

Con Rafa Martínez ha conformado una dupla que es ya un símbolo del Valencia Basket, como en su día lo fue la pareja Rodilla-Luengo ¿Es consciente del cariño que le ha tomado la afición?

Sí, sé que Rafa es un motivo fundamental porque el que yo estoy tan contento y orgulloso de pertenecer a este equipo. Es un capitán perfecto, el jugador ideal para tener ese papel en un vestuario. Y con él me llevo tan bien... Rafa Martínez es sangre de mi sangre. No es sólo mi compañero, ni mi amigo. Es mi hermano.

El castellano ya no es un problema para usted, dentro de nada ya realiza los espots del club en valenciano...

Bueno, bueno (sonríe), voy poco a poco, ¿eh? He ido aprendiendo mucho, pero como ves hay algunas cosas que aún me cuestan entender (en realidad, capta a la primera todas las preguntas menos una). Lo del valenciano tendrá que esperar un poquito más... Ya voy entendiéndolo, pero dame un poco más de tiempo que todo llegará.

El equipo ha dejado el listón muy alto. Mejorar la temporada pasada es complicado. Tanto a nivel de resultados, como por la química que desprendía el grupo.

Claro, esto es el deporte: mejorar y progresar hasta lo máximo posible. Hemos hecho una temporada fantástica, pero no vayamos a pensar que no podemos hacer lo mismo. Tenemos que ir acoplando las piezas nuevas. Se trata de ir construyendo, de ir colocando una pieza sobre otra, para formar el equipo competitivo. Tenemos todos los recursos para ello. Y la ilusión que tenemos es tan grande.

Imagino que durante sus vacaciones se habrá puesto en situación: volver a jugar la Euroliga. ¿Existe un mayor reto que esta competición?

(Sonríe) Claro que lo pienso cada día. Es un premio que nos hemos ganado en la cancha y estamos preparados para dar la talla. Y, sobre todo, es una competición para disfrutarla. ¿Dónde podemos estar? Uf, eso es muy difícil de decir, porque ya sabes que en el deporte hay muchas palabras que luego no se convierten en hechos. Ya conocéis la mentalidad de este equipo, que es ir paso a paso. Primero vamos a centrarnos en pasar la primera fase para meternos en el Top 16. Y a partir de ahí, todo es posible.

No sigue Juanjo Triguero, pero llega Kresimir Locar. ¿Ello implica que usted puede desempeñar un rol más secundario, o hay espacio para todos en este Valencia BC de Euroliga?

Es algo que no me preocupa. Mis preocupaciones son otras. Soy un jugador de equipo y me acoplaré a lo que sea necesario y a los que necesite el equipo de mí. Si tengo que jugar 30 minutos lo daré todo, si juego menos, también.

¿Cómo se contrarresta una pérdida como la de Justin Doellman?

Hay que reconocer que es un jugador muy bueno, que nos ha dado mucho, con el que hemos disfrutado todos... pero el Valencia Basket está acostumbrado a rehacerse. Lo hemos hecho otros años y nos ha ido bien. Hemos traído a otros jugadores para ocupar esa posición y siempre me gusta que es el equipo el que trabaja para volver a generar.

Este club, esta afición, este pabellón... qué significan para Lishchuk

Significa casi todo para mí. La gente me transmite muchísimo cariño, el club me ha tratado siempre de la mejor forma posible... (hace una pausa, echa una mirada al pabellón de La Fonteta, vacío) y esto es como mi casa. Me da tranquilidad estar en este lugar.

Hace unos meses confesaba públicamente sentirse muy preocupado por lo que está ocurriendo en su país. Las cosas, lejos de mejorar, han empeorado tras lo del avión...

!Bufff!, es mucho más que una preocupación. Es algo increíble lo que está pasando entre Ucrania y Rusia. Tenemos un gran problema y lo del avión no ha hecho más que empeorarlo. ¿Quién iba a imaginar hace unos meses que esto iba a estar sucediendo? ¡Pero si los ucranianos y los rusos somos hermanos!. Mi madre es rusa, yo ucraniano, mi hija es valenciana pero con sangre rusa... ¡Lo que está pasando es una locura! Necesitamos una solución. Yo confío en que llegue la paz.

¿Cuál puede ser esa solución?

Está claro que es un conflicto que necesita la ayuda del exterior. Europa, o Estados Unidos, o quien sea, tiene que ayudarnos. Diplomáticamente ayudar a que esto pare, porque todos los días está muriendo alguien. Es el momento de que alguien le ponga freno de alguna manera.

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