El Valencia Basket jugó con fuego y se quemó. El conjunto «taronja» ofreció anoche una mala imagen y un partido para olvidar ante el modesto CSU Asesoft y que le complica de sobremanera su futuro más inmediato en la Eurocup. El triángulo conformado por Runkauskas, Mohammed y Hayes se valió para ganar en la Fonteta y endosar la friolera de 92 puntos al conjunto valenciano.

Los tímidos silbidos al final del partido y sobre todo el silencio escenificó la enorme decepción de una afición que preveía un encuentro asequible y que al final quedó en una pesadilla que conviene olvidar. Eso sí, el poso se queda y la reflexión tiene que llegar porque ayer faltaron muchas cosas como defensa o rebotes, pero sobre todo faltó deseo.

Esa quizás es la peor de las causas sobre todo porque el remedio tiene peor solución. El Last 32 de la Eurocup encara una nueva dimensión con tres equipos empatados a una victoria y ya un virtualmente inalcanzable Lokomotiv Kuban. Con dos salidas consecutivas a Rumania y Francia, el conjunto de Perasovic deberá conseguir sumar un triunfo como visitante en Europa que hasta le fecha tiene el casillero a cero. El triple en la bocina de la primera parte de Mohammed era la primera muestra de que algo raro podía ocurrir en la Fonteta. Con 41-47 al descanso todos esperaban la reacción en la segunda parte pero nunca llegó. De hecho, el Valencia Basket comandó por última vez el marcador al inicio del segundo cuarto con 23-22. CSU Asesoft mantuvo la misma línea durante todo el choque. Jugó con coherencia, exprimiendo al máximo sus virtudes, que no eran muchas, y castigando con canastas en los últimos segundos el aro valenciano. Se esperaba la reacción pero nunca llegaba. No fue hasta un triple de Nedovic, cuando parecía que al final se arreglaría el descosido (77-77; min.36). Sin embargo, la dinámica del partido siguió marcando que el choque estaba en manos de los de Arnautovic que con su triángulo en forma siguió desquiciando a un Valencia Basket que no encontró la respuesta a lo que se le venía encima. Al final se consumó lo que nadie quería ver. Derrota de las que hacen daño y tan inesperada como inoportuna. Ahora volverá el chismorreo sobre el futuro del proyecto, del entrenador y del fichaje cada vez más anhelado. En esta línea se tendrá que sobreponer el equipo para no caer a un abismo que se ve más cerca. El Valencia Basket jugó con fuego y se quemó.