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La gran batalla del Guinea E.-Túnez

Los tunecinos apuntan a la influencia del dictador Teodoro Obiang tras la histórica victoria de los anfitriones en los cuartos de final de la Copa África

Hay que empezar a plantearse ya poner la cara de Javi Balboa en el escudo nacional de Guinea Ecuatorial». Con ese tuit Alberto Edjogo-Owono, exdelantero del Olímpic de Xàtiva y lúcido comentarista televisivo, reaccionaba al golazo de falta directa en la prórroga de su compatriota Balboa ante Túnez, que colocaba a Guinea Ecuatorial en las semifinales de la Copa África. Todo un hito histórico para un equipo pequeño, sin tradición competitiva. Nunca ha jugado un Mundial y su anterior comparecencia en el torneo africano, en 2012, fue también en calidad de organizador. Muchos de sus jugadores están repartidos en ligas o divisiones menores. Como sucede con selecciones como Albania y otras con posibles internacionales en diáspora migratoria, la Federación intenta convencer a jugadores con doble pasaporte. La remontada guineana tuvo lugar tras un encuentro en el que hubo de todo. Túnez se empleó con una dureza desmedida, con 45 faltas toleradas por el árbitro mauriciano Rajindraparsad Seechurn, protagonista clave cuando decretó en el minuto 91, con 0-1 en el marcador, un inexistente penalti sobre Iván Bolado. Balboa marcó el empate que dio lugar a la prórroga en la que se consumaría el milagro de los Nzalang. La reacción de los tunecinos tras acabar el partido fue furiosa, con acoso al colegiado incluido. Una indignación trasladada a la prensa local de Túnez, que ayer abría páginas clamando contra el «robo escandaloso» y la «mascarada» por la condición de anfitrión de Túnez, sede tras la negativa por temor al ébola de Marruecos. El lateral Mathlouthi definía el duelo como «tercermundista» y que se había jugado «contra el presidente del país», el dictador Teodoro Obiang. En cambio, guineanos como Edjogo-Owono recordaban una derrota en suelo tunecino en junio de 2012, en un partido clasificatorio para el Mundial en el que llegó a jugar y donde las «Águilas de Cartago» humillaron con rondos a su humilde rival en los minutos finales tras remontar un inicial 0-1. Sin quererlo, el fútbol ha servido otra rivalidad camino de la geopolítica.

Los ecuatoguineanos buscarán un sitio en la final contra toda una potencia, como Ghana, que se deshizo con facilidad de Guinea por 3-0.

Italia

El Nápoles saca tajada y el Inter se hunde más

Mordisco del Nápoles. Los de Rafa Benítez vencieron en Verona al Chievo por 1-2 y sacan tajada de los tropiezos en bloque de sus rivales, tanto por arriba como por abajo. Estiran su ventaja sobre la Lazio y la Sampdoria, que cayeron en casa del Cesena y el Torino, y se aprovecha del nuevo empate del segundo clasificado, una Roma a quien el empate a cero del líder Juventus en Udine le permite albergar alguna esperanza lejana por el Scudetto. Quien no respira es el Inter. Ni con la inyección de millones de Thohir, ni el regreso de Mancini. Derrota 3-1 en Sassuolo y lejos de todo.

Alemania

El Bayern cae y Raiola remata a Guardiola

No recordará Juan Bernat con mucho agrado su primer gol con el Bayern. Sólo sirvió para decorar la goleada que los bávaros sufrieron ante su perseguidor Wolfsburgo, un 4-1 que supone la primera derrota de los de Guardiola en este curso. Un tropiezo que fue aprovechado por el representante Mino Raiola, siempre locuaz y polémico. El expizzero saldó una vieja cuenta con Pep, como fue la convivencia tormentosa con su cliente Ibrahimovic en el Barça: «Guardiola es una mierda de hombre, pero un gran entrenador. Pidió el fichaje de Ibra y luego le hizo la vida imposible».

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