Resulta imposible localizar a Toni Cuquerella en la celebración de Ferrari. No está entre los hombres que jalean desde el muro a Vettel ni entre el bosque de brazos que lo asedian tras bajarse del coche, en el epicentro de la euforia. Sin embargo, hay una cuota importante del triunfo reservada para el valenciano, coordinador de los ingenieros de pista del equipo. Cuquerella apenas dejaba una discreta reacción a a la victoria, en su cuenta de Twitter: «después de siete años me reencuentro con la victoria en Fórmula 1, aunque vestido ahora de rojo. Espero romper la estadística». Además de cortar una sequía personal debía de ser consciente de que estaba dando un respiro a la triste rutina de la escudería en los últimos tiempos: casi dos años de penurias entre dos victorias, la de ayer y la que consiguiera Alonso en mayo de 2013.

En Sepang el asturiano digería con estoicismo la retirada, mientras la marea roja se entregaba de nuevo a un alemán. A los españoles en Ferrari hay que rastrearlos tras las cámaras. Más allá de Marc Gené, sempiterno probador de la escudería, hay dos recién llegados a Maranello: Iñaki Rueda, encargado de la estrategia, y el propio Cuquerella, que controla a los ingenieros en pista.

Cuquerella llegó a Ferrari en enero, después de haberse desviado hacia el DTM, el campeonato alemán de turismos. Cuando colapsó la aventura de HTR, el ingeniero de Gandia se apartó de los focos de la Fórmula 1, aparcando una trayectoria en la que brillaban los años en BMW con Robert Kubica. Acomodado en el campeonato de turismos, Cuquerella no tenía entre sus prioridades regresar a la primera fila, como se desprende de sus declaraciones en una entrevista a Superdeporte en octubre del año pasado. «Prefiero estar en un campeonato como el DTM, con equipos constructores y presupuestos adecuados al campeonato, que no en la Fórmula 1, en equipos que nunca sabes si van a hacer la siguiente carrera», confesaba entonces. Si volvía al circo, abundaba en la misma entrevista, sería de otra manera: «siempre dejo abierta la puerta a volver a la Fórmula 1, pero las condiciones que me voy a poner a mí mismo para volver van a hacer que sea muy difícil. No estoy desesperado por regresar a la Fórmula 1 y no aceptaría cualquier cosa. [...] Volvería a hacer el esfuerzo, pero no en los equipos de abajo».

Meses más tarde llegaría una llamada que colmaría las condiciones impuestas por el ingeniero. La escudería italiana, en plena crisis, había prescindido primero del director, Luca di Montezemolo, y después cambió a Fernando Alonso por Sebastian Vettel, campeón por campeón. Con el asturiano se marchó también su ingeniero en pista y al poco le llegó la oportunidad a Cuquerella. En Sepang, Ferrari dio la vuelta al guion imponiéndose a Mercedes y concedió un respiro a su historia 686 días después. Todo de una vez, y con un valenciano asistiendo a la resurrección desde el margen del espectáculo, en un discreto segundo plano.

Vettel gana 35 carreras después

El alemán llevaba 35 carreras sin ganar, desde que lo hizo en 2013 con Red Bull. Con la de Sepang ya suma cuarenta victorias en la Fórmula 1, a una de Ayrton Senna. Su compañero, Kimi Raikkonen, que incluso tuvo un pinchazo en la primera vuelta, cuajó una remontada hasta la cuarta plaza. Como escuchó Vettel por radio nada más cruzar la línea de meta, «Ferrari ha vuelto». La decisión del equipo de permanecer en pista durante la salida del coche de seguridad, por un accidente del sueco Marcus Ericsson en la cuarta vuelta, resultó ser la acertada. Los Mercedes optaron por entrar en la calle de garajes, algo que al final lastró sus opciones. Vettel siempre estuvo en ventaja y los Mercedes no dieron con el ritmo necesario. Tras esta carrera Hamilton sigue al frente del Mundial con 43 puntos, tres más que Vettel.