Durante algún tiempo el trinquet de Pelayo, compitió con el trinquete del Convento de la Encarnación, regentado por las monjas del convento situado en la plaza del mismo nombre, junto a Guillem de Castro. A finales del siglo XX se abrió un espectacular trinquete en la calle Juan de Mena que además de recinto deportivo lo fue de actos públicos de clara orientación republicana. Este trinquete acabó siendo local de cine, el de Versalles.

Por la misma época se inaugura el trinquet de Marxalenes. El propietario lo era del trinquet de Burjassot y lo quiso construir con las mismas características. También acogió actos de tendencia republicana empujados desde el diario El Pueblo. Algunas crónicas cuentan de convocatorias exitosas de comidas solidarias en favor de la emancipación femenina.

Pero sin duda el trinquet que despertó mayores expectativas fue el construido en los poblados marítimos, en la calle Mariano Cubells, de los Poblados Marítimos. Se anunció como «Trinquete Levante de El Grao» y supuso una fuerte competencia para Pelayo.

Grandes leyendas

Jugadores como Fusteret de la Llosa, Xato de Pedreguer, Fuentes, El Faixero? eran habituales de sus carteles. Tuvo corta vida como trinquete pues no sobrevivió a la guerra civil. En su solar se alza hoy un prestigioso restaurante.

Así pues, sólo Pelayo ha resistido el paso de los años. Hay noticias esperanzadoras sobre su futuro, pues se han retomado las negociaciones entre las diferentes partes implicadas.

Pelayo es el último reducto que recuerda unos tiempos pasados en los que el juego de pelota era una actividad económica viable. Aquellos viejos trinquetes fueron desapareciendo en función de intereses económicos. Pelayo resistió porque su precio como solar se devaluó al quedar encajonado, sin salida a las calles urbanizadas.