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Discípulos de Lluís Vives

Comienza esta tarde en Pelayo la decima edición del Trofeo Universitat. Y en este día conviene recordar la figura de Ludovico Vives, la misma que preside el claustro del edificio central de la Universitat de València. Lluís Vives fue un buen aficionado al Joc de Pilota y al juego deportivo en general. Al menos tuvo en consideración explicar las diferencias entre los trinquetes valencianos y los parisinos, pues ambas formas de juego conoció. Las detalló en uno de sus Diálogos. Pero Vives, además de explicar los materiales que se usaban en París y Valencia, reflexionaba sobre todo lo concerniente al deporte. Y llaman la atención, por ejemplo, sus recomendaciones referidas a la apuesta: «no juguéis sin ninguna apuesta, que resulta soso, y pronto harta, ni con apuestas tan elevadas que inquieten el espíritu en el desarrollo del juego y causen tormento en caso de perder». Sabio consejo que pareció seguirse en los trinquetes y calles valencianas donde se jugó con apuestas aunque algunos no pudieron superar la tentación de atormentarse cada tarde con mayor cantidad de la recomendada. Vives también predicó la actitud del deportista: había de ser «afable, alegre y bromista sin caer en la chabacanería ni el descaro». Evidentemente también recomendaba evitar la blasfemia, cosa ésta que en la pilota ha costado lo suyo erradicar. Y por aquello «dels homens bons», el sabio valenciano recordaba al jugador que «los espectadores son como los jueces del juego, si ellos emiten su juicio, acéptalo sin dar ninguna señal de desaprobación». Parecería pues que en lo referido al Joc de Pilota los jugadores fueron y siguen siendo fieles discípulos de Vives. Puede concluirse que el Joc de Pilota es juego que, a día de hoy, complacería el ánimo del pensador valenciano.

Genovés II, Raúl, Puchol II y Santi de Finestrat cumplirán esta tarde con las exigencias morales del filósofo paisano. Jugarán entregándose a la victoria con nobleza y espíritu alegre. Ninguno alzará la voz más de lo que el buen tono recomienda y todos respetarán las decisiones «dels homens bons» que dictan justas sentencias. Ya puestos, aprovechamos para recomendar al árbitro de San Mamés, cuyo nombre, por caridad cristiana no vamos a recordar, que lea a Lluís Vives para que entienda el valor de la prudencia y de la justicia, que aprenda a ser un «home bo» y no un indigno servidor de la mentira.

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