Formaba parte del equipo nacional desde hace más de un año, acababa de proclamarse campeón de España de cross y tenía en mente su participación para los Juegos de Río 2016. Una carrera meteórica que una posible suspensión por dopaje puede tirar al traste. Es Mohamed Marhoum, ese niño que con tan solo 9 años cruzó la frontera que separa Ceuta de Marruecos para labrarse un futuro mejor y que hizo del atletismo su forma de vida desde hace relativamente poco tiempo, después de cruzar la frontera se estableció en el centro de menores de La Esperanza, junto al resto de menores marroquíes que entran en la ciudad.

En diciembre de 2007 corrió su primera carrera y su actuación hizo pensar a muchos de que estaban ante un gran campeón. Fue a la Residencia Blume y empezó una racha victoriosa, sobre todo a raíz de que en julio de 2011 jurara la Constitución española. Toda esta trayectoria había servido para convertir a un «niño de la frontera» en un campeón que evidenciaba ser un ejemplo de superación a base de constancia y sacrificio.

Se cayó a última hora del mundial sin que se dieran muchas explicaciones. Ayer se había refugiado en su país de nacimiento asegurando sentirse «tocado y dolido y que no había hecho nada intencionadamente. Pero tengo muchos enemigos y hay mucha información falsa» y que en las próximas horas va a «tomar decisiones», entre las cuales se encuentra su retirada «totalmente» del atletismo.

«Hace varias semanas que pedimos por escrito su baja a la federación porque no cumplía las reglas. Había mucho malestar en el club porque se iba a Marruecos frecuentemente y apenas entrenaba con nosotros», aseguraban ayer en su club, el Guadalajara.