­Las cosas en las ligas de aficionados ya no están para muchas risas. Ahora es cuando cada partido cuenta. Y por eso, no les extrañe que empiecen a llegar situaciones extrañas. Una de ellas es un clásico: los marcadores sospechosos. Pero no es este el caso que nos ocupa. Hace una semana, la portera del Levante UD femenino, Sandra Paños, conseguía un gol «imposible» con un lanzamiento de falta de más de cuarenta metros. Pero en la última jornada, el fútbol regional asistió a dos goles, a cada cual más importante, marcados por otros tantos guardametas en los estertores de sus encuentros.

El primero de ellos fue en la Primera Regional, donde cada partido cuenta como si fuera el último. El Rayo San Antonio Benagéber, un recién ascendido, se está jugando la vida para alcanzar la promoción a Preferente. Con el Manises inalcanzable, la lucha con el Pedralba y los futbolistas chinos del Crack´s se dirime cada fin de semana.

En esta ocasión, el rival era el Mislata UF que, a pesar de estar anclado en la zona de nadie, se le atragantó a los rayistas. Tanto, que el partido parecía condenado al empate a cero hasta que apareció, a la salida de un córner, su portero, Alex Semper, para poner el gol que les permite seguir en la lucha y resarcirse de las derrotas sufridas en las dos anteriores jornadas ante el Atlético Villar y el equipo asiático-valenciano del otro lado de la autovía de Ademuz.

A sus 34 años, Alex ya es un veterano del fútbol valenciano y ha jugado en regional preferente en equipos como el Pobla y el Foios. Y aunque no ha sido un «goleador», sí que recuerda cada vez con más agrado su paso por el Rayo, un equipo que crece a pasos agigantados. «Mis mejores recuerdos están siendo aquí, porque si este gol fue algo muy importante, también me acuerdo de un penalti que paré en Tuéjar, en el último minuto, y que fue muy importante para el ascenso a Primera Regional». Quien sabe si, ahora, este gol in extremis puede valer a la larga un ascenso a Preferente.

Una visión del «loco» Gatti

Y ese mismo fin de semana, pero en una categoría por encima, aún se rizó más el rizo. El Jávea apura sus posibilidades de lograr plaza de promoción de ascenso y visitaba el campo del vicecolista, el Massanassa. En medio del drama, los de l´Horta parecía conseguir una victoria vital para acercarse a la salvación. Pero se lo impediría Dani Vaello. Había atajado un centro del equipo azulón y pasó a su lateral. Alguien le dijo en su interior que tirara hacia arriba: «me acordé de una de las cablagadas del "loco" Gatti». Se lanzó al ataque, cruzó el centro del campo, se aproximó al área, el balón le llegó suelto y disparó a portería, consiguiendo el empate a dos final.

Vaello es un guardameta con experiencia, que ha jugado en el Gandia y en el Benigànim. «Creo que ni mis compañeros acabaron de entender qué pasaba cuando apareció un tío por allí, llevando una camiseta verde, que disparaba a portería y marcaba gol». Un empate que podría no ser suficiente (quedan a ocho puntos del Recambios Colón, tercer clasificado), pero «nuestra obligación es intentarlo hasta el final. Mientras hay vida, hay esperanza». Para desesperación, eso sí, del Massanassa, a quien se le escapaban dos puntos vitales. «Luego me lo decían. La verdad es que me sabe mal porque para ellos era una victoria muy importante. Pero esto son las cosas del fútbol y mi obligación era intentarlo».

Lo curioso es que Dani, que siempre ha jugado de portero «desde los cinco años», tiene una cierta vena goleadora: «hace seis años, cuando estaba en el filial del Gandia, marqué dos goles en una temporada. Uno a la salida de un córner y otro en un lanzamiento de falta. Recuerdo esa como la típica temporada en la que te sale todo y todo bien». Ahora ya empiezan a sacarle comparaciones. «Me dicen que si es que quiero igualar al portero brasileño, Rogerio Ceni».