«Los tres tiros de Prada» es una de las grandes tragedias en la historia del baloncesto español. Hay que remontarse al año 1979 y a una semifinal de Copa de Europa, entre Real Madrid y Emerson de Varese. Allí, con el marcador 82-83 y el reloj parado tras acabar la prórroga, Luis Maria Prada dispone de tres tiros libres para voltear el marcador. Porque antaño no existía ni los dos tiros ni el «uno más uno». Eran dos, pero si fallabas el primero, tenías la opción de hacer un «se repite». Prada, nunca titular indiscutible, se atenazó. A través de las imágenes televisivas, para muchos aún en blanco y negro, se apreciaba su congestión emocional. Falló el primero, falló el segundo y falló el tercero. Ni metió al Madrid en la final ni forzó la prórroga. Lo tiró a la cuneta y a él mismo. Nunca se recuperó su carrera deportiva.

El pasado lunes, y eclipsado por su triple estratosférico, por el 2+1 de Mumbrú y su postrero error en la última acción del partido, una jugada queda escondida y es tan decisiva como las anteriores. Con el marcador 70-69 para Bilbao, Pau Ribas entra a canasta con todo y recibe personal. Quedan pocos segundos para el final y tiene esta vez no tres, sino dos tiros. Ribas tira uno y tira otro y los encesta los dos con absoluto aplomo. Un mundo respecto a lo sucedido hace 36 años.

«En el momento en el que estás jugando no te da demasiado tiempo para pensar. Muchas veces estas situaciones de final de partido son cuestión de confianza, en uno mismo y en el equipo. Sencillamente sabes el trabajo de todo el equipo que hay detrás de esos tiros libres, sabes de la confianza que tus compañeros y el entrenador tienen en ti para tener ese último balón» reconocía ayer Pau Ribas a Levante-EMV cuando recordaba el lance en cuestión. «Toda esa confianza te ayuda a tenerla tu y afrontar esos momentos».

El tiro libre es una jugada, seguramente, sencilla. Cuando no hay en juego toda una temporada, una medalla o un título. Es un lanzamiento mecanizado. Sin la presión del partido, un jugador de baloncesto puede ser casi infalible. Pero cuando llegan los intangibles, mala cosa. Por mucho que los psicólogos intenten inculcar que el lanzamiento es «un tiro más». «También la experiencia te ayuda a ser mejor en esas situaciones. Pero al fin y al cabo, es baloncesto, a veces entran y a veces no» comentó también el de Badalona, quien ayer tuvo permiso del club para asistir al sepelio de su abuelo.

Unos tiros libres que, a estas alturas de la temporada, no hacen más que aumentar la cotización de un jugador que, a cada jugada decisiva, sube su particular precio. En este caso, un concurso necesario para voltear un partido que parecía haberse echado a perder en los instantes finales. Ayer sumó una nueva gema a su palmarés al ser elegido en el quinteto ideal de los cuartos de final.

Mientras, el Valencia Basket aguarda con optimismo cualquier noticia sobre la petición del Bilbao de rearbitrar el partido por la posible canasta ilegal de Harangody. En el club recuerdan que, en jugadas de duda, ahora existe el «instant replay» y que el Bilbao no firmó el acta del partido bajo protesta, lo que puede restar fuerza a su argumento, además de recordar situaciones parecidas en las que el perjudicado ha sido el Valencia (una canasta de Cabezas en 2001 fuera de tiempo) que no fueron atendidas.

Horarios del play off

Ayer se dieron a conocer los horarios de los dos primeros partidos en Madrid. Serán mañana a las 21 horas y domingo a las 12. El primero en la Fonteta será el martes, día 9, con hora por confirmar.