­El juego de pelota a mano contra una pared está bautizado como «Handball» por el mundo anglosajón. Los vascos, que siguen considerándose padres de la pelota mundial, y algunos méritos tienen para ello, han llegado hasta la capital del imperio, Nueva York, y han puesto en marcha un torneo internacional de «Frontball», que es la denominación que se ha sacado de la manga, con plausible acierto, Michael Idiart, un vasco-francés universal, verdadero cerebro gris de la nueva Federación Internacional de Pelota Vasca que hoy preside un adinerado hombre de doble nacionalidad: mexicana y francesa, Xavier Cazaubon.

La pelota a mano se vertebra en EE UU a través de diversas asociaciones, generalmente no muy bien avenidas, y su estructura tiene poco que ver con la filosofía latina, más jerarquizada. La nueva FIPV ha aprobado oficializar el «Frontball», que, en origen, se acerca a la tradición valenciana de jugar con pelota de cuero de unos 45 gramos. Pero sólo en origen, porque, si es preciso, el «Frontball» se adaptará a las exigencias de los tiempos y se jugará con pelota de goma de fabricación industrial. Esta nueva modalidad habrá de coexistir con las modalidades que a mano y a herramienta se integran en la pelota vasca. Y no será una coexistencia fácil porque, en las tierras vascas, eso del respeto a las tradiciones entra en la categoría de lo sagrado. De hecho, ninguna federación de los territorios vascos incluye esta modalidad entre sus competiciones oficiales.

En Valencia, el «Trinquetball», que sería nombre que asemejaría a la solución vasca, se juega con el nombre de «One Wall», muy inglés, muy internacional, nada valenciano, y ya existen competiciones oficiales impulsadas desde la Federació de Pilota Valenciana. Es la única federación deportiva española que registró esa denominación en sus estatutos, lo cual está bien recordarlo, para lo que hubiera menester.

El «One Wall», con uno u otro nombre, se extiende por todo el mundo, desde Londres a Sidney, desde Montreal a Buenos Aires y México, desde Tokio a Massamagrell. En realidad, la capital mundial en materia de instalaciones se encuentra en l´ Horta Nord. Allí se construyó el «Stadium One Wall» para el Europilota de 2010, una preciosidad que dejó boquiabiertos a los aficionados del mundo gracias a las imágenes de la añorada TVV.

Dentro de nada, los jóvenes valencianos competirán con los mejores europeos en Turín, y a mediados de noviembre se jugará en Mendoza (Argentina) el primer Panamericano. En la internacionalización de la pelota a mano los valencianos llevan cierta delantera gracias a la CIJB pero no cabe duda que los nuevos tiempos podrán impulsar un acercamiento a la pelota vasca, tan cercana y a veces tan lejana.