Un «gigante» en la historia del Valencia Basket, Serhiy Lishchuk, se despidió ayer de la afición de la Fonteta como lo que es: un símbolo del club, parte de su escudo. Sólo unos 10 segundos aguantó el pívot ucraniano antes de romper a llorar, una vez le tocó el turno de tomar el micrófono. Los aplausos le ayudaron a reponerse varias veces, pero el llanto fue largo e intenso, antes de poder articular otra vez la voz ya con una sonrisa en la cara. «Es un momento muy complicado. Han sido seis años increíbles, no puedo decir cómo me siento», dijo. Ante la dificultad de una situación que requiere fluidez de palabra, por el torrente de sentimientos que a uno le abordan, comenzó en inglés. Luego se pasó al castellano. Sólo le faltó utilizar el ucraniano. O el valenciano.

«Esta es mi casa, puede que vaya a otro sitio o que haya sido último año, no sé nada pero dejo aquí una parte grande de mi corazón», aseguró el ucraniano después de haber superado el trance emotivo. Medio centenar de aficionados acudieron a la sala de prensa de la Fonteta para acompañar al jugador en su despedida.

A sus 33 años, el pívot de Rivne se va a tomar un tiempo para meditar su futuro. No sabe aún si seguirá jugando en España, en otra liga o si abandonará el baloncesto en activo. Fuentes cercanas al jugador lo sitúan en un equipo medio de la ACB la próxima temporada. Está para jugar al máximo nivel, pero no más de un partido por semana, con entrenamientos más suaves, dicen quienes le conocen. «Ahora no tengo ni idea de lo que voy a hacer , quiero ir a casa, descansar y hablar con mi agente. A principios de julio se verá», avanzó.

Lishchuk se mostró muy satisfecho de su larga etapa en el Valencia Basket, de donde se va con dos Eurocups ganadas, una media de 7,3 puntos por partido, 3,6 rebotes y 0,6 tapones.

Antes de hablar, Vicente Solà y Paco Raga „presidente y consejero delegado del club, respectivamente„ abrieron la rueda de prensa. «Gracias por tu entrega y por ofrecer todo en busca de la victoria. Nos has dado los mejores años de tu vida deportiva y te llevas como recompensa el cariño eterno de esta afición. Quedará para siempre tu gran corazón dentro y fuera de la pista. Eres un ejemplo a seguir por todos», subrayó Raga, que dijo que le resultará «extraño verte con otros colores pero estamos seguros que allá donde vayas tu corazón será 'taronja'».

Vicente Solà rememoró la llegada del ucraniano, en verano de 2009, cuando fue presentado en el Bioparc. «Nunca podíamos pensar que un jugador pudiera calar tanto en nuestra afición. Has querido a este pueblo y este pueblo te quiere. Te deseamos la mejor de las suertes y que sepas que aquí siempre vas a tener su casa para ti y para toda tu familia. Nos dejas una huella imborrable», indicó.