«Lo que me han contado en la familia es que mi abuela salió huyendo durante la guerra. Cogió un barco en Lituania y llegó a Estados Unidos. Mi padre ya nació allí en los años cincuenta». La globalización del mundo, del baloncesto y del mundo del baloncesto ha cambiado muchas ideas preconcebidas. Ahora igual hay rusos de color que españoles congoleños. Pero el caso del nuevo jugador del Valencia Basket habla de una historia más profunda, más allá de las banderas de conveniencia con la que los jugadores cambian de pasaporte con extrema facilidad. Estados Unidos es país de acogida por definición y desde allí llegan «oriundos» con la misma facilidad que los argentinos al balompié europeo.

John Surna tenía que hurgar en la memoria para explicar qué hace un joven de un pueblo-satélite de Chicago con un pasaporte lituano. «La verdad es que no tengo contacto con la familia que pueda tener allí en Lituania. Mi padre nos hablaba a veces en lituano por lo que su madre le había enseñado». En el club no acababan de tener claro si salió huyendo de las atrocidades de Hitler o de las salvajadas posteriores de Stalin, pero el ala-pívot hablaba claramente de «la guerra» y que salió ella sola, aún no casada con quien sería después el abuelo del chaval. Los estadounidenses, que son muy dados a la genealogía, tienen un auténtico filón para este acertijo generacional.

Quizá el ADN lituano se le nota en su capacidad para anotar. Esa es una de las bazas que espera exprimir el Valencia Basket de su nuevo jugador. Además de tener un porcentaje del 50 por ciento de tiros de dos, día a día trata de mejorarlo. «En los días que está aquí, comentamos que le podríamos dar las llaves del pabellón, porque llega mucho antes que los demás para empezar a lanzar. Además de que más feliz no puede estar, es un tipo con muchas ganas de hacer cosas» comentaba ayer un miembro del club taronja.

En su presentación mostró su predisposición a aportar, sobre todo, «mi energía y mi capacidad competitiva». El presidente Solá recordaba de él «los problemas que nos dio su capacidad para encestar cuando jugó contra nosotros en el Joventut». Ahora viene de jugar en Turquía «y creo que ir a diferentes países y competiciones te ayuda a crecer como jugador. Ahora llego mucho más enriquecido tras mi paso por allí».

Siete jugadores y dos invitados

Además de Shurna, Pedro Martínez estrenó ayer las sesiones técnicas con otros seis jugadores del primer equipo: Rafa Martínez, Romain Sato, Vladimir Lucic, Bojan Dubljevic, Luke Sikma y Justin Hamilton. Junto ellos, varios canteranos y dos temporeros: Aleksandar Cvetkovic y Alfonso Sánchez. Falta un último jugador que será Víctor Claver o, si éste no se decide, alguien a quien fichar con el dinero que se pueda sacar de derechos de formación y que, por ley, le corresponderían bastante más que los doscientos mil percibidos por Pau Ribas. Y si no, otro de formación.