Cataluña encara hoy su futuro con unas elecciones autonómicas revestidas del acento plebiscitario que ha marcado toda la campaña. Una hipotética independencia de España supondría un cambio en todos los órdenes, también en uno de calado tan simbólico como la representatividad deportiva. En las últimas semanas se ha repetido con insistencia una pregunta: En caso de secesión, ¿qué pasaría con los clubes catalanes? ¿En qué competición, por ejemplo, se incluiría al FC Barcelona, una de las instituciones deportivas con más peso mundial?

Como en todo lo que concierne al debate soberanista, en este caso también hay posiciones encontradas. El secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, alertaba de las consecuencias que un «inviable» escenario de independencia tendría para el Barcelona, al pronosticar que vería reducido su potencial deportivo al descender sus ingresos por televisión a un nivel «como el del Ajax o el Celtic de Glasgow». «El Barcelona no pasaría de octavos o cuartos de final de la Liga de Campeones», auguraba. Una posición parecida a la manifestada por el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, que en la última semana ha expresado que los clubes catalanes «no podrían jugar en el campeonato español. Si España se rompe, la Liga se rompe», indicó. El máximo responsable de la patronal de los clubes advertía que un torneo sin clubes catalanes «sería viable» pero debilitaría el producto.

Por contra, la Plataforma Pro-Seleccions Catalanes ha manifestado que los distintos campeonatos deportivos podrían seguir con su configuración actual siempre que se llegase a un acuerdo entre España y un eventual nuevo Estado catalán.

Tres son los escenarios posibles en el caso de que se produjese una declaración unilateral de independencia después de los comicios de esta jornada:

Un campeonato propio

En el primer supuesto, los clubes catalanes pasarían a disputar campeonatos propios. Los artículos 15, 30 y 32 de la Ley del Deporte remarcan que como condición para participar en competiciones de carácter oficial, los clubes deben inscribirse deben inscribirse en su correspondiente Federación española. Las actuales territoriales catalanes pasarían a asumir un carácter nacional. En el caso del fútbol, deporte de mayor repercusión mediática y social, los equipos catalanes profesionales y amateurs deberían encuadrarse en un nuevo torneo propio, ya que no se cumpliría con el artículo 99 del reglamento de la Real Federación Española de Fútbol, que en su primer apartado especifica que «los clubes que deseen participar en competiciones oficiales deberán estar afiliados a la RFEF e integrados en ésta, además, de en la Federación de ámbito autonómico de la que sean miembros».

Únicamente en el apartado séptimo de dicho artículo se apunta que, «excepcionalmente», la RFEF podría autorizar que un club compita «en un marco territorial distinto al que naturalmente le corresponda», previo acuerdo entre las federaciones implicadas. Traducido a la práctica, Barça, Espanyol, Girona o Nàstic podrían adherirse, por ejemplo, a la Federación Valenciana si fraguase un acuerdo. Una posibilidad remota ya que esa excepción no está pensada para clubes de distintas naciones, sino más bien para la logística de entidades no profesionales y fronterizas entre distintas comunidades autónomas.

Divididos en distintos campeonatos deportivos de ámbito nacional, los torneos españoles y catalanes saldrían a primera vista perjudicados. Siguiendo con el caso del fútbol, exportable a otras disciplinas, la Liga perdería una marca de primer orden mundial como el FC Barcelona. Asimismo, la competencia y por consiguiente la calidad y los ingresos de un campeonato catalán sería mucho menor, al incluir teóricamente en la máxima categoría a clubes de divisiones menores. Trasladado a un ejemplo práctico, se viviría una situación parecida a la que en el último siglo han protagonizado en Escocia el Celtic y el Rangers, que llegaron a reivindicar su anexión a la Premier para incrementar su nivel deportivo y financiero. Asimismo, la inclusión de los clubes catalanes y de una selección nacional en competiciones internacionales dependería de un reconocimiento unánime de la comunidad internacional del nuevo estado, condición para ser admitido por la UEFA y la FIFA. Un supuesto complicado si la ruptura, como se anuncia, fuese unilateral.

Modificación de la Ley

Para evitar un escenario de ruptura, habría dos posibilidades. Una pasaría por la modificación de la Ley del Deporte para permitir que todos los campeonatos de todos los deportes sigan intactos, por mucho que existiesen dos estados.

La otra vía obligaría a abrir una disposición adicional de la Ley que permitiese a los clubes catalanes, como la que ya se contempla con los andorranos, participar en competiciones españolas.

Una liga internacional

También existe una última posibilidad, referida en exclusiva al FC Barcelona. Una hipotética independencia podría acelerar el proyecto de una Liga Europea entre los conjuntos más potentes de todo el continente. Una idea experimental que no se ha tratado a fondo, pero remota en la práctica porque supondría la supresión de la actual Liga de Campeones y obligaría a un acuerdo a gran escala entre las principales federaciones nacionales que verían reestructurados todos sus campeonatos.