El Valencia Basket sembró ayer el pánico en el Barclaycard Center con una victoria mayúscula. Dejó un mensaje a la gente del Real Madrid y a la del baloncesto en general: «Cuidado, que no vamos de farol», vinieron a decir los jugadores de Pedro Martínez. Que nadie los subestime. El nuevo proyecto de «taronja» dio ayer un golpe sobre la mesa en el mejor escenario posible. Le ganó al Madrid en el trabajo colectivo, más táctico, y de la pista sobresalió un jugador excepcional. Con 24 puntos, Justin Hamilton dinamitó los dos aros. Tiene munición y y talento el pívot norteamericano. Junto a él brilló, después, Dubljevic, con 21 puntos, en una demostración del poderío del Valencia Basket en la pintura.

Desde el principio no hubo tregua en la cancha. Quedó claro, para gusto de los aficionados, que el partido iba a ser un mano a mano precioso. Un duelo digno al que dedicarle la tarde del domingo. Por si alguien lo dudaba, al campeón de Europa le salió un rival descarado. Sobre la pista, las hélices del ADN de Pedro Martínez „defensa y juego interior„ quedaron retratadas en los jugadores de «taronja». Con Hamilton y Sikma en el quinteto inicial y una rápida rotación en el juego exterior, el Valencia Basket arregló un discreto despegue de partido para terminar firmando una primera parte fantástica, en la que hizo de todo y casi todo bien. Fue un equipo corporativo, dinámico, pero sobre todo se mostró como un grupo compacto muy hábil en la gestión del juego. Sólo le faltó tener más acierto desde la linea exterior ante un rival más atinado. No le bastó al equipo de Pablo Laso, incapaz de abrir una brecha considerable en el marcador. El 18-15 del final del primer cuarto resultó engañoso. En términos futbolísticos, el Valencia Basket era el «dominador» del partido.

El equipo de Martínez confirmó su poderío en el segundo cuarto. Para entonces, Hamilton había abierto una vía de agua en la defensa madridista, incapaz de parar a un jugador pleno de recursos. Excelso. Cuando no daba paso a la penetración de un compañero, el americano explotaba su tremendo corpachón y su velocidad de movimientos. También dispara desde larga distancia. Un triple suyo (22-28, min. 15) hizo pensar al público, de verdad, que el Valencia Basket era mejor equipo. Atención al concepto: «mejor equipo». Un triple de Dubljevic dejó helado el pabellón al cierre del primer acto (37-45).

Pablo Laso encontró soluciones parciales en el tercer acto. Pero sólo fueron eso, remiendos. Durante unos minutos, el Madrid encontró espacio para entrar a canasta. Ante Ayón y Reyes, sin embargo, resultaron vencedores en el rebote los interiores «taronjas». Un parcial de 7-0 de los locales fue neutralizado por un 0-8 visitante, en plena exhibición de Hamilton. Al festejo se unió Rafa Martínez, con dos triples certeros. Aguantó el Valencia Basket los impulsos del Madrid (62-60, min. 30) para volver a despegar en el último cuarto (67-72) con un inspirado y agresivo juego colectivo, del que sobresalió el poderoso trabajo de Hamilton. Un jugador atómico que afila el reluciente proyecto del Valencia Basket.