Sin el juego lustroso del primer partido ante el Real Madrid, el Valencia Basket confirmó ayer en La Fonteta su notable inicio de temporada. En solo una semana suma tres victorias „dos en la Liga y una en la Eurocopa„ , lo que confirma la fortaleza que se le presuponía en su brillante tramo final de pretemporada. Eso sí, hay que darle carrete. Lo pasó mal algún rato ante el Joventut con preocupantes pérdidas de balón. Pero tiene muchas virtudes par compensar sus defectos: un amplio fondo de armario, por ejemplo. Y todo ante la mirada de 8.300 espectadores, un registro que es el segundo mejor de la historia del club en un debut en la ACB.

Con las piernas más sueltas que su rival al no jugar competición europea, el Joventut despegó con más fuerza en el partido. Su entrenador, Salva Maldonado, planteó un baloncesto espeso, con pocos resquicios para encontrar su canasta. Así se entiende como Hamilton, superlativo en el estreno en Madrid, se sintió incómodo durante el primer cuarto. Tocó buscar más dinamismo por fuera, pero tampoco había libertad para mover el juego. Más talentosos que el Joventut, el equipo de Pedro Martínez se mantuvo unos puntos por debajo, a la espera de desenredar el nudo táctico. Dos triples de Suton y una gran disciplina táctica pusieron por delante a la «Peña» al final del primer cuarto (14-17), justo cuando el técnico «taronja» buscaba oxígeno en las rotaciones.

Con Vives, Dubljevic y Stefansson en pista, a los que de inmediato se uniría San Emeterio, el Valencia Basket varió su forma de buscar la zona contraria. Era un equipo, en teoría, más dinámico, pero le faltó el rigor táctico. Es lógico a estas alturas de temporada. El puzle está por encajar. Pasaron varios minutos con las canastas cerradas, hasta que Dubljevic dijo «aquí estoy yo». Primero, con un triple, y después con un par de canastas de efecto desatascador (25-21, min. 17). Pero no era un grupo compacto el «taronja», demasiado impreciso en los pases, como si quisiera elaborar las jugadas antes de pensarlas. Un triple de San Emeterio disipaba los suspiros de preocupación en la grada (28-23, min. 18). Fue un buen momento, pensó Pedro Martínez, para hacer regresar a la pista a Hamilton y a Shurna, con el fin de fortalecer el juego interior, tapar a Miralles, capturar rebotes... La entrada de los dos supuso el plus que necesitaba el equipo en ese momento. En un minuto y medio, el Valencia Basket abrió su mayor ventaja del partido (34-26) del partido, antes de una última canasta que dejó el partido en un 34-26 al descanso, con el que el Valencia Basket se retiró más tranquilo de lo que lo había hecho al término del primer cuarto. La lógica aplastante.

Dos triples de Nogués devolvieron el partido al equilibrio del primer cuarto. Durante unos cuantos minutos, el conjunto «taronja» volvió a flojear en los aspectos claves del baloncesto. El Joventut regresó al partido principalmente desde el exterior. La buena noticia es que Pedro Martínez disponía de recursos suficientes para gestionar el desenlace del choque. Otra vez Lucic y Rafa Martínez en la cancha para lanzar al equipo por los costados. Poco a poco, sin grandes alardes, el equipo de Pedro Martínez volvió a tomar el mando del encuentro. Su superioridad, sin ser manifiesta, era latente. Guillem Vives cerró con una penetración «marca de la casa» el tercer cuarto para situar a su equipo diez puntos arriba (54-44), la máxima ventaja del partido. A otra canasta de Vives respondió el Joventut al inicio del último cuarto con 8 puntos consecutivos de Brandon Paul „dos triples y una canasta„. Con descaro, la «Peña» se acercaba peligrosamente en el marcador. De repente, el Valencia Basket sentía otra vez su aliento en el cogote (56-52, min. 32). El norteamericano, todo un «jugón», se convirtió en la gran pesadilla de los «taronja». Sumaba ya 17 puntos.

Faltaba por ver si el Joventut se lo creería del todo o no. Y era un buen momento para calibrar la fortaleza psicológica del Valencia Basket. Los dos equipos abrieron un epílogo del encuentro apasionante, igualadísimo. A un triple de Rafa Martínez respondió, quién si no, Brandon Paul, el jugador que mantuvo a su equipo en pie. Otro triple de Drome acercaba otra vez a los verdinegros (64-59, min. 36). Sin hacer mucho ruido, había otros protagonistas con cosas que decir. San Emeterio, por ejemplo. Estaba Dubljevic también. Pero la decisión iba a estar en el colectivo. Con más confianza, con más temple, el conjunto «taronja» definió su triunfo en los últimos minutos (73-63, min. 38). El Joventut no se rindió hasta el final. Dos canastas seguidas le daban vida (73-67) con un minuto por delante. No le sirvió de nada ante un Valencia Basket avivado por la llama de San Emeterio.