La pista azul de Valencia afronta hoy una jornada decisiva con aroma a despedida. Las pelotas volverán a volar ante la atenta mirada de unos aficionados que han respondido a pesar de la bajada de nivel del torneo, pese a que, por problemas de infraestructura del recinto, no se haya podido disputar en el Ágora, sino en una carpa ubicado bajo el puente de l'Assut de l'Or. Tal vez también por esa muerte anunciada los aficionados al tenis, con cierta nostalgia ya, han abarrotado estos días la pista central donde 30.000 personas han pasado por el recinto. Hoy se espera un lleno para ver la final entre el castellonense Roberto Bautista y el portugués Joao Sousa que ganaron al estadounidense Steve Johnson por 4-6/6-3 y 7-6, y al canadiense Vasek Pospisil por 6-4 y 6-4. Pero todo parece indicar que de poco o de nada servirá para revertir el destino de este torneo. Bautista, en su línea de esta semana, se mostró combativo al máximo. No dio una bola por perdida y gracias a su constancia y su entereza logró llegar a la final.

Ayer, los aficionados mostraban su resignación y también cierta dosis de esperanza de que en el último momento algo cambie y se pueda garantizar la viabilidad de un torneo al que muchos acuden ya regularmente año tras año. Es más, incluso en día de derbi futbolístico como el de ayer, había más de uno en la grada que reconocía que se había organizado la jornada para disfrutar del tenis al menos hasta poco antes del partido. Hoy no habrá interrupciones, el tenis de altura se dará cita en Valencia quien sabe si por última vez en mucho tiempo. Tocará disfrutarlo, por si acaso...