Asistimos estos días a una exaltación de lo nuevo y lo hacemos en el trinquet más antiguo. Puede parecer una contradicción metafísica pero ya se encargó un poeta, premio Nobel, de recordarnos que la Tradición y la Revolución pueden considerarse palabras sinónimas. Ya está bien de enfrentar lo que en esencia es lo mismo. Así es que como rezaba el cartel de acceso a la cancha: «Benvinguts!» a la revolucionaria tradición. Lo ha dicho un poeta. Antes lo dijeron políticos poetas.

En este nuevo tiempo apostamos por recibir al presidente de la Generalitat, la máxima autoridad, entre palmas y alegrías, lo que supone una novedad. A la autoridad, en el trinquet, casi siempre se le ha pitado. Y si no que le pregunten a Lerma cómo fue recibido en Sagunt o como recibieron a Fabra en Moncada. Ximo Puig, en un gesto inédito, cruzó el trinquet, se sentó a la altura del nueve, entre el pueblo, como un espectador más. Es algo que nunca habíamos visto antes. El president de las Corts, Enric Morera, que ayer ocupó el lugar de Ximo Puig en el palco de autoridades, abrió hace poco las puertas de la soberanía popular a un grupo de amigos con los que iba a almorzar y poco más o menos los bautizó, civilmente, como Amics de la Pilota. No pensó el hombre en los amigos de la pelota que no fueron convidados al bautizo. Vete tú a explicarles que el problema es que no hay bastantes mesas en el comedor? para tanto comensal. De hecho al día siguiente Morera, según me cuentan, fue raudo a pedir excusas al presidente de la Federació para tranquilizarle: ací el que mana eres tu, vino a decirle, como si pudiera mandar alguien que depende del presupuesto que graciosamente le otorgue la autoridad. Una vez un conseller de Governació que se empeñó en gestionar la pilota, esas cosas hemos visto aquí, recibió a un campeón del mundo que iba a exponerle sus deseos de mejorar este deporte y de paso a pedirle ayuda para su proyecto empresarial , que todos tenemos derecho a crear empresas, y resulta que quien acabó dando algo fue el pelotari: su imagen para una foto propagandística del conseller...

Lo digo porque, en esto de Pelayo, de momento, quien ha puesto la pasta es José Luis López, tan generoso él que presta dinero a un gobierno. Esto no es muy novedoso, pero lo parece. José Luis López es el Luis Santángel de Pelayo en el siglo XXI. Tradición revolucionaria.

La remontada de Soro III

A todas estas, estimado cronista, ¿qué me dice usted de la partida?

-Querido lector, usted ya sabe de sobra que ha ganado Soro III tras una gran remontada pues perdía por 35 a 50 y val i quinze. parecía derrotado y acabó ganado por 60 a 50 y seguramente ha podido leer o escuchar por mil lugares que se jugó mucho y bien, que no se puede pedir más. Así es que, continuaré explicando otras cosas que uno vio y sobre las que volvió a reflexionar.

-Continúe, continúe?

-Me parece a mí, querido lector, que estos chicos que ayer reabrieron Pelayo en jornada para la historia merecen una justa recompensa. Quiero decir que lo de alzar los brazos al viento en un día como el de ayer es impagable, no tiene precio, pero no solo de emociones vive el hombre. ¿Cómo se cuantifica esa alegría de Soro III, tras su heroica remontada? Pues muy fácil: visto el dinero gastado en eventos que jamás de los jamases llegaran a la suela de los zapatos al que ayer se vivió en Pelayo, creo que Soro III merecería un premio digno a su condición, digno de un campeón con el que todos los políticos de todos los signos se pegan bofetadas para hacerse fotos. Un chaval que juega su sexta final, conquista su cuarto título consecutivo, hace vibrar a todos, incluso a los seguidores de Puchol II, no puede mañana preguntarse, a solas en su casa, qué será de él, si podrá ganarse un jornal cuando ya no pueda jugar a pilota. Si en realidad vale la pena?

Una final memorable

Y eso es lo que queremos para este deporte. Que ese campeón no tenga que hacerse esa pregunta. Queremos que se respete a estos chavales que ayer, querido lector, hicieron enmudecer a las mismísimas paredes de Pelayo ante la belleza del espectáculo. Era tan hermoso todo que la gente se olvidó de aplaudir. Fue un «ohhhh» continuado? Tenemos un campeón que resollando de emoción tras abrazar a todos los suyos dirige sus primeras palabras a las cámaras para reconocer que «Puchol ha demostrado hoy ser un referente de la pilota valenciana». ¿Se puede ser más campeón? ¿Podemos o no podemos estar orgullosos de nuestros pelotaris?

Así es que, señor Ximo Puig, con todos los respetos a su autoridad, le agradecemos ese gesto, de verdad, pero usted debe saber, porque tiene buenos asesores en este deporte, que el de Pelayo es un palco democrático, no es el palco del Bernabéu, ni del Camp Nou, ni siquiera el de Mestalla. Puede usted ocupar el lugar que la asamblea le otorga, que su dignidad, que es la nuestra, la del pueblo que habla valenciano y disfruta con este deporte, le reclama. Ocupe el puesto de primer autoridad democrática y haga realidad que Soro III hoy y Puchol II mañana no tengan que preguntarse si vale la pena ser campeón.

-Señor cronista, ¿es verdad que ha dicho usted, que esta es la mejor final que ha visto?

-Lo he dicho, y me ratifico donde haga falta. Las he visto todas y afirmo que nunca vi tanta calidad, ni tanto poderío, ni tanta fuerza física, ni tanta inspiración, ni tanto arte. Yo pensaba que ya lo había visto todo en los trinquetes después de ver a Genovés. Hoy digo, bien alto y bien fuerte que Soro III y Puchol II protagonizaron el más bello espectáculo visto en un mano a mano. Porque no hubo emoción, que es otra cosa, casi siempre reñida con la razón. Ayer no hubo tiempo para dejar hablar al corazón porque estábamos preguntándonos en cada golpe si aquello que veíamos era real o soñado. Quizás por ello esta crónica de hoy sale de un corazón dominado por la maravillosa obra creada por dos hijos llegados desde Vinalesa y desde Massamagrell, nietos del Tio Pena y de Valero. Nada más y nada menos.