El Circuit Ricardo Tormo se prepara para convertirse en la fiesta de la velocidad. De momento los alrededores permanecen tranquilos, pero quedan pocas horas para que la atmósfera se transforme y se llene de ambiente motero. Ya se respira en el aire. En el pueblo los bares multiplican sus sillas y su espacio, los proveedores llegan con las furgonetas cargadas de comida y bebida y las neveras se vacían para administrar bien el espacio.

Mientras, en los alrededores del circuito se han preparado diferentes lugares de acomodamiento para recibir a más de 100.000 personas durante estos cuatro días „cifra que se superó el año pasado y que se espera que aumente en este 2015„. Zonas de aparcamiento, algunas exclusivamente para las motos, otras para los coches y también hay un lugar específico para caravanas. La zona de acampada, igual que el año pasado, se encuentra en los alrededores de Cheste. Concretamente en los 20.000 metros cuadrados en las arboledas del polideportivo municipal, con servicios y seguridad activos durante las veinticuatro horas.

Ayer ya comenzaban a llegar los primeros de los miles de aficionados de todo el mundo que se han desplazado a Valencia para no perderse una final histórica y decisiva en sus números, tocada también por la polémica entre los pilotos Valentino Rossi y Marc Márquez. Un gran premio que dejará más de 40 millones de euros en la Comunitat Valenciana y que especialmente en Cheste se recibe como «agua de mayo». «En la Patacona están deseando que llegue agosto, pero aquí esperamos el mundial», explica Pepe Castelló, propietario del Restaurante Sol que ayer se encontraba en plenos preparativos del que será su «agosto» personal.

Las calles descansan y los vecinos se preparan para «no poder ni salir de casa de las aglomeraciones». Para la hostelería es una gran oportunidad económica, pero no todos reciben a los moteros con el mismo entusiasmo. «En cuanto llegue el viernes me iré. Es imposible descansar», apunta una vecina de Cheste. Y es que será a partir de mañana cuando realmente se enciendan los motores, se queme rueda y aumenten los nervios por conocer al que será el próximo campeón del mundo de Moto GP.