Fútbol, baloncesto, waterpolo... Y ahora motociclismo. Lo inaudito. España contra Italia. Rivales irreconciliables en todas las disciplinas deportivas. Desde el gol de Roberto Baggio, hasta la agresión de Tassotti a Luis Enrique en el Mundial del 94. Nunca un codazo hizo tanto daño a un país. Ni tampoco ver como Julio Salinas fallaba un gol imposible ante Pagliuca.

Desde el oro llorado en la piscina de Montjuic en los Juegos de Barcelona del 92, con la generación de oro que encabezaba Manel Estiarte, hasta la alegría por el gol de penalti de Cesc ante Buffon que catapultó a la selección de Luis Aragonés hasta ganar la Eurocopa. Desde los tiempos de los codazos de Dino Meneghin bajo los aros, hasta la victoria final con un Gasol estelar...pero con previa derrota ante los transalpinos.

España contra Italia. Italia contra España. Es la rivalidad endémica. Histórica. Pero no inesperado era que esta disputa llegara a los circuitos de motociclismo, deporte individual en el que el piloto está solo con su montura. Valentino Rossi y Marc Marquez representan ahora, tras el incidente del Gran Premio de Malasia patada incluida, la pugna entre dos países que sienten como nadie el deporte. Y que siempre están hambrientos de victoria puesto que son competitivos como ninguno.

Va en el carácter, en la raza, en los genes. Rossi, a sus 36 años, sigue en la pelea por conquistar otro Mundial. En lugar de pensar en la retirada, siendo un ídolo consagrado y quizás uno de los mejores pilotos de la historia, lucha por otro triunfo. Marc Marquez, por su parte, ha pasado de idolatrar al italiano, al que admiraba de pequeño y le unía una gran amistad, a disfrutar en cada adelantamiento a la Yamaha de Rossi. El Gran Premio de la Comunitat Valenciana dictará sentencia. Pero hasta ese momento, la polémica ha traspasado los Pirineos y los Apeninos hasta llegar a Italia.

El duelo Rossi-Márquez-Lorenzo es la lucha entre España e Italia. Y, aunque es una carrera de motociclismo, el resto de los deportes y de los deportistas de otras disciplinas, así como sus aficionados, toman parte. El pasado fin de semana se podía leer una pancarta en el mítico San Palo napolitano durante un encuentro del Calcio. Los aficionados napolitanos mostraban la siguiente pancarta: «Valentino. A Valencia sin reglas. Tibia y peroné».