Sin la suficiencia anotadora de otras tardes, pero con la consistencia de un líder estable, el Valencia Basket estiró ayer su plusmarca de victorias consecutivas. El invictus conjunto «taronja» suma ya 22 triunfos seguidos (12 en la Liga ACB y 10 en la Eurocup) en su arrollador inicio de temporada. Su triunfo ante el UCAM Murcia resultó laborioso, lo que está muy bien para disipar el peligro de la euforia. El conjunto de Pedro Martínez gestionó el partido con nervio y puntería y certificó, de paso, su clasificación matemática para la Copa del Rey. A la fiesta acudió de invitado de lujo Sergi Lishchuk, un amigo para la gente del Valencia Basket ahora en las filas del UCAM.

El Valencia se saltó esta vez las primeras líneas del guión. No fue el equipo efervescente de los primeros cuartos. El UCAM Murcia tenía bien estudiado el partido. Sus torres se pegaron como lapas a Hamilton y compañía. Entre ellos, Lischuck, un viejo conocido, a quien La Fonteta premió con una ovación eterna antes del partido. Inesperadamente, todo resultaba más complicado de lo normal. A un engañoso 12-5 inicial, contestó el UCAM con un baloncesto asfixiante. El resultado: un juego impreciso, pérdidas de balón y confusión general con los árbitros.

Cuando la química peor funcionaba, el Valencia Basket recurrió al físico para equilibrar el pulso del partido. Con más músculo y fibra se creyó, ahora sí, superior. Se fue al segundo cuarto en mínima desventaja (15-16), pero frenó la progresión de su intrépido rival, liderado por su base Campazzo. Y el rebote ofensivo dejó de ser una difícil aventura.

Todo resultó más fácil a la vuelta a la pista. De su nutrido catálogo de recursos, recurrió a varios. Uno, a los triples. Uno de Vives y dos de Dubljevic lanzaron al conjunto «taronja». Con Diot, esta vez, al mando. Al reto de intensidad y puntería no pudo responder el UCAM, valiente pero limitadito. Ya no pudo remendar el trabaja que su rival estaba cosiendo (cuatro triples, el último de Hamilton. Un bache (parcial de 0-13) al límite del descanso evitó la sentencia (38-29).

Cinco minutos de agitación y puntería bastaron a los de Pedro Martínez para dar un golpe en la mesa y escaparse otra vez en el marcador. Dos triples de Rafa Martínez y Sikma, este último supervisado por su padre (el mítico Luke Sikma) y la fluidez general abrieron otra brecha considerable (48-31, min. 25). La gente disfrutaba al máximo de su elegante plantilla. De Guillem Vives, por ejemplo, que exhibió su talento.

El partido, sin embargo, no se cerraba. Un arreón visitante, suavizado por un triple de Diot, acercó de nuevo a los murcianos (55-42, tercer cuarto). La distancia no era para preocuparse, pero el UCAM se obstinó en dejarse llevar. Poco a poco, sin hacer ruido, se colocó a 7 puntos (58-51, min. 37) ante la «preocupación» de La Fonteta.

Un triple de Dubljevic advirtió a su rival de cómo están las cosas. Eso y una intensidad defensiva abrieron aguas en el obstinado UCAM Murcia, cuyo mayor mérito fue no rendirse hasta el último momento. A falta de un minuto, 11 abajo, puso los pies en el suelo. Estaba exhausto.

Katsikaris: «Han de jugar la final»

Su entrenador, Katsis Katsikaris, elogió a los «taronja»: «Se disfruta viendo su baloncesto. Debe, por lo menos, jugar la final este año».