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«Mis conversaciones con Ricardo y sus amigos»

Un viaje a la vida de la leyenda

El periodista Paco Desamparados explora la figura de Ricardo Tormo en un incunable para conocer al piloto y a la persona

Un viaje a la vida de la leyenda

«Doctor, soy campeón del mundo y quiero volver a serlo. Haga lo que crea conveniente, pero cúreme la pierna». Así se presentó Ricardo Tormo al doctor que lo atendió en el Hospital Vall d´Hebrón, de Barcelona, nada más destrozarse la extremidad en el accidente que puso fin a su carrera y que le llevó al quirófano en 30 ocasiones. Es uno de los numerosos testimonios con los que el periodista Paco Desamparados (Cocentaina, 1953) desbroza la figura del legendario piloto valenciano, bicampeón del mundo (1978 y 1981) en el libro «Mis conversaciones con Ricardo y sus amigos». Una obra distinta a la publicada («Yo Ricardo»), por el mismo autor, en 1994, cuatro años antes del fallecimiento de Tormo por una leucemia. Nos habían pedido una reedición, porque aquel es un libro muy buscado. Pero pensé que lo mejor era conocer mejor a Ricardo

a través de su entorno familiar y personal. Y eso he hecho», explica Desamparados, redactor de motociclismo en el periódico Información y que conserva 56 horas de conversaciones grabadas con el campeón. Material selecto para crear un libro nutrido, con material gráfico exclusivo facilitado por Levante-EMV.

«Mis conversaciones con Ricardo y sus amigos» permite conocer al piloto desde la perspectiva de la gente que, de una manera u otra, participó en su apasionante vida. Entre ellos, el propio autor, a quién le unía una íntima amistad. Las páginas ahondan en las raíces del genial corredor a través, entre otros, de los otros dos pilotos de Canals que se iniciaron junto a él (Vicente Mallol y Salvador Carsi); de su hermano Pascual y de su viuda, Carmen Trillo; de su técnico de confianza (Carmona), «con quien obró el milagro de ganar el Mundial del 81 con una Bultaco 8 años más antigua»; o del «hombre de los papeles» (Pepe García Arnau), secretario del Motoclub Canals que se encargaba de tramitar todos sus documentos. También de Paco y Quini, el matrimonio amigo que siempre estuvo al lado del piloto, en las duras y en las maduras. Y nos recuerda los vínculos atávicos de Tormo con el mundo del motor: como su abuelo materno, mecánico en una mina de Cartagena, se trasladó a Canals. El origen de una saga.

Sin la amistad que unía al autor con el piloto, no podríamos conocer episodios relevantes de su vida. Como el momento en el que conoció su enfermedad, en un viaje a Portugal. «Volvíamos con Mallol, a quien llamé para que nos acompañara porque lo veía mal. Se empeñó en conducir, hasta que a la vuelta paramos a cenar cerca de Ávila. Él se pidió un consomé, pero no lo probó. Después se tiró en el asiento de atrás y no se levantó», recuerda. Al día siguiente, le diagnosticaron leucemia. Su salud sufrió altibajos, con prometedoras mejoras, hasta que falleció en 1998, un año antes de la inauguración del Circuit que lleva su nombre. «Fue un campeón ´a pesar de´ y no ´ gracias a´», subraya el autor.

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