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Balonmano

Alemany, un apellido ligado al gol

Juan, récord anotador de la historia de la liga, pasa el testigo a su hijo Nacho

Juan y Nacho Alemany, durante la entrevista.

«Yo empecé a jugar al balonmano a los 14 años. Justo cuando se retiró mi padre», explica Nacho Alemany. Pese a llevar un apellido ilustre, porque su padre Juan Francisco es un histórico del panorama nacional, lo de su hijo Nacho, de 28 años, fue una irrupción tardía. «Pensaba que nunca iba a jugar al balonmano porque era un deporte al que no le prestaba atención», revela Juan. Aún así, a padre y a hijo ya les une ahora una misma pasión.

Juan Francisco Alemany Marín (Valencia, 12/11/1963), lo ha sido todo en el mundo del balonmano. Ha sido 115 veces internacional con la selección española, ha disputado unos JJ OO „Barcelona´92„, tres Mundiales y europeos, y ha ganado la Copa del Rey la la Copa europea EHF. Y aún se le recuerda porque su apellido es sinónimo de gol. Es el brazo de la Liga. De hecho, ostenta el récord de goles de la historia de la Liga con 2.750 tantos. Sólo Juanín García , todavía en activo, se le acerca con 2.300 goles anotados.

Nacho Alemany es un clon deportivo de su padre. Juega en su misma posición, lateral izquierdo, y lleva su mismo número: El mítico 9. Aunque en el Balonmano Aragón, equipo con el que ha debutado en la Liga Asobal, tuvo que hacerlo en su primer partido con el 26. Ante el Naturhouse, en Logroño. Sin embargo, a Nacho todavía le falta para acercarse a la altura de su padre. «Llevar el apellido nunca ha sido un lastre. Más bien todo lo contrario. Allí por donde he ido son amigos de mi padre o antiguos compañeros como Barrufet, Hombrados, Demetrio Lozano o Garabaya. Cuando empecé a ver los partidos me di cuenta de la verdadera dimensión de lo que había hecho mi padre en el balonmano», explica.

Pese a los éxitos deportivos, Juan explica que quiere transmitirle otros valores a su hijo. «Pese a los títulos deportivos y todos los reconocimientos y premios que he conseguido, me quedo con el buen trato que he recibido y a las personas que he conocido en todos los sitios de mi carrera en los que he estado: Valladolid, Cangas, Valencia... He hecho muchos amigos y mantengo la relación. Está claro que la Copa del con el Avidesa en Pamplona ante el Barcelona, después de dos prórrogas, fue mítica. Ha sido elegido como uno de los diez mejores partidos de la historia del balonmano. O la Copa EHF, que es el único título europeo del balonmano valenciano, porque lo ganamos pese a estar siete meses sin cobrar. Pero de todo me quedo con lo que he ganado como persona».

Y en eso está su hijo Nacho. En aprender del mejor maestro posible. «Los domingos en casa es el día en el que hablamos de balonmano. También hay partidos en que sólo mirándole sé si lo he hecho bien o mal o lo que debo hacer. Nadie mejor que él como padre y como técnico para mejorar a diario».

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