En la florida plantilla que luce el Valencia Basket, líder contundente de la Liga ACB, hay un jugador al que el club mira con especial admiración. Guillem Vives es una de las perlas del baloncesto español que más cotiza al alza.Un base completo, todo talento, que ha «explotado» esta temporada en La Fonteta. De ser un jugador complementario, con una función secundaria debido a su juventud, ha pasado esta temporada a cobrar más protagonismo. Ya fue tenido en cuenta la pasada temporada, elegido en el Mejor Quinteto Joven Español de la Liga ACB, consideración que ya había recibido en la campaña anterior, todavía en las filas del Joventut. Ahora, con la ausencia de Van Rossom por lesión, dsfruta de más minutos, en los que ha demostrado su extraordinaria habilidad para dirigir al equipo. Es, también, un fijo ya en la selección española, con la que ganó el Europeo este verano en Francia.

Con la intuición de un equipo «grande», el Valencia Basket se adelantó a otros equipos en el fichaje de Guillem Vives, uno de los productos «delicatessen» de la frúctil cantera de la «Penya», el club de formar jugadores por excelencia. El sucesor de Ricky Rubio, le llamaron. En Badalona, con 20 años, pasó hace dos temporadas de jugar en la tercera división a ser galardonado con el premio del mejor joven de la máxima competición del baloncesto nacional. Su técnica individual fue pulida en la mejor cuna del baloncesto, al igual que antes lo hicieron Sergi y Ferran López, los hermanos Jofresa, Raúl López, Iván Corrales, Marcelinho Huertas, Josep Maria Guzmán y un largo etcétera de talentosos directores de juego.

El club de La Fonteta se apuntó en junio de 2014 un golpe de efecto al anunciar, por sorpresa, su fichaje. Una operación diseñada por el director deportivo, Chechu Mulero, y que culminó con la contratación por tres temporadas. No en vano el base catalán figuraba en la agenda de Real Madrid, FC Barcelona y Laboral Kutxa, entre otros. Su gran progresión aquella temporada, en la que fue de menos a más hasta acabar siendo considerado como el Mejor Joven de la Liga Endesa, no pasó desapercibida para nadie. La salida de Vives del FIATC Joventut costó al Valencia BC unos 300.000 euros, pues el jugador había ampliado su contrato con la Penya hasta 2017.

La eclosión de Vives en el Joventut tuvo su punto de inflexión, curiosamente, en el parón obligado que le produjo una lesión en el hombro, en 2012. Aprovechó el tiempo de «baja» para mejorar su tiro, su talón de Aquiles hasta entonces. Ese verano, firmó el mejor porcentaje de triples en el Europeo sub-20.

Hoy es un jugador más completo. Lo demuestran sus números: en la pista del alemán Ratiopharm Ulm demostró, a finales de octubre, su progresión en su mejor partido, hasta ahora al anotar 21 puntos y acumular 31 de valoración. Chechu Mulero destaca su facilidad para «ver el baloncesto». «Tiene mucho ritmo y físico con gran altura (mide 1,92), que viene muy bien a nuestro tipo de juego que requiere de mucha intensidad». «Es un jugador excelente. Tiene una cabeza maravillosa para jugar al baloncesto. En el Joventut recibió una educación deportiva maravillosa. A veces parece que va cubriendo sus etapas demasiado rápido. Tiene que mejorar aspectos, pero con 22 años, en esa posición, ya campeón de Europa, seguro que lo está haciendo bien. Tiene una capacidad de entender el juego enorme. Se nota que en el Europeo ha aprendido mucho. No jugando, sino observando», señaló a este periódico.

Su entrenador, Pedro Martínez, lo ve cada vez mejor. «Para la edad que tiene, es un jugador maduro. Pero no lo suficiente para lo que esperamos de él, porque tiene hechuras de jugador grande. Lo importante, con Guillem Vives, no es que un día te haga una gran valoración o te me la última canasta, sino que de aquí a seis meses sea mejor jugador», señala.