La madre de Tere Cerezo nos enseña, orgullosa, la felicitación, vía postal, que acaba de recibir su hija del president de la Generalitat, Ximo Puig: «Es todo un orgullo, nos ha hecho mucha ilusión, pero a ver si esto sirve para que se acuerden de deportes como este a la hora de conceder ayudas», indica al tiempo que su hija nos muestra el arco con el que se proclamó hace unos días campeona junior de la Copa del Mundo de Nimes. Ella, que con sus 14 años es todavía cadete, compite desde hace tiempo con otras chicas mayores que ella, incluso ha obtenido buenos resultados en competiciones senior, pero su progresión se puede ver frenada por aquello de haber nacido del lado sur de los Pirineos. En Francia, sin ir más lejos, es otra historia. «En Nimes las gradas estaban llenas, eran tres pabellones y valía cinco euros, pero la gente lo pagaba», relata, con cierta sorpresa y algo de envidia el padre de Tere, Javi Cerezo. Él como su hija, y como su esposa y su otro hijo, es arquero del club de Bétera, con lo que conforman una familia muy peculiar que acude unida a los campeonatos, se apoyan, se dan consejos mutuos y hasta se ayudan en las confecciones de los arcos. Javi, por ejemplo, cuenta que hizo las cuerdas con que su hija se proclamó campeona, y donde ganó un arco: «Me va a llegar de Estados Unidos», dice con ilusión.
En estos días la gran protagonista es la hija menor. Esta joven de Alboraia ha recibido ya todo tipo de felicitaciones. Y no es para menos porque ha sido la primera junior española en conseguir un oro en una Copa del Mundo y, además, en dicha competición batió el récord de España para dejarlo en 145 puntos (el máximo que se puede lograr son 150), con lo que la alegría era doble. «Me gusta mucho tirar al aire libre. Son 50 metros y estás en un mejor ambiente, aunque es más complicado porque se te mueve más el arco», asegura.
Ella, que compite desde hace cuatro años, se inició arrastrada por su hermano, Javi. Él fue quien hizo que toda la familia se lanzara a emular al mítico Robin Hood. Ahora, varios años después, acumulan trofeos y reconocimientos, pero, sobre todo, coleccionan grandes recuerdos en familia.
