­En apenas una semana el Valencia Basket ha soterrado de golpe dos competiciones en la que tenía depositadas muchas ilusiones depositadas como la Eurocup y la Copa del Rey. Calificada como decepción y no como fracaso por el técnico Pedro Martínez lo cierto es que este equipo desconcierta. Capaz de haber superado notablemente a todos los rivales que se le pusieran por delante y haciendo un buen baloncesto, ahora mismo en la pista se observan a unos jugadores faltos de frescura, de ideas y lo peor, de confianza. El Gran Canaria ganó porque fue mejor y puso más criterio al partido con un Valencia Basket que como una montaña rusa tan pronto concatenaba minutos de inspiración, como posteriormente se desconectaba peligrosamente. El 0-21 encajado en el segundo cuarto o una renta de diez puntos encajada en el último cuarto escenifican el peligrosos vaivén que desgraciadamente se está convirtiendo en habitual en los valencianos.

Buen arranque del partido

El choque comenzó con un Valencia Basket muy superior al Gran Canaria. El equipo taronja encontró en las canastas de San Emeterio los primeros puntos que sirvieron para tomar ventaja desde el inicio. El trabajo bajo los aros de Lucic y Dubljevic fue muy superior al juego interior de los de Aíto García Reneses que no encontraba la forma de neutralizar la superioridad taronja en la pista. Así, los valencianos lograron llegar a los diez puntos de renta con los que concluyeron el primer cuarto (26-16).

El choque cambió de golpe en el segundo cuarto. La canasta inicial del Valencia Basket fue testimonial al certificar la máxima ventaja (28-16). A partir de ahí el juego taronja se apagó. Gran Canaria encontró el acierto de Aguilar, Seeley o Salin para atacar una floja defensa de los de Pedro Martínez que perdió todo lo bueno que hasta ese momento había hecho. Los canarios infringieron un duro parcial de 0-21 que situó un inquietante 28-37 en el marcador. El capitán Rafa Martínez dio un paso al frente y fruto de su empuje los valencianos se sobrepusieron poco a poco a la difícil situación para, junto al acierto desde el tiro libre empatar el partido al descanso pero con un juego y sensaciones que destilaban muchas dudas (42-42).

En la reanudación, el Valencia Basket comenzó a jugar con más criterio sobre todo tratando de explotar su superioridad en el juego interior. Hamilton se mostró mejor que Omic y Savané mientras que Vives afinó en la dirección.

Faltó frescura al final

De esta manera el conjunto taronja cobró de nuevo colchón en el marcador (57-49),ante un Gran Canaria que solo encontraba puntos con un motivado ante sus ex, Pablo Aguilar. En los últimos diez minutos un parcial de 0-8 para los canarios presagió un final emocionante. Los de Pedro Martínez, sustentados por San Emeterio aguantaron las embestidas para mantener mínimas ventajas que se perdieron tras una acción de Omic y triple de Rabaseda (71-76). Contra las cuerdas el Valencia Basket no supo afrontar con serenidad el final del choque. Triples precipitados, inseguridad y dudas. Ante esa tesitura una pérdida de balón a falta de tres segundos certificó la derrota y la eliminación. El propietario del club Juan Roig abandonó en ese momento el palco, resignado y enfadado como los seguidores taronja, que deberán esperar un año más al menos para volver a ilusionarse con su equipo en una Copa del Rey. A casa a las primeras de cambio y ahora solo queda la liga. Futuro incierto que debe despejarse desde hoy.