El viejo Trinquet del Tío Tomás, en la carretera de Llíria a Tavernes, sustituyó a otro trinquet anterior, muy cercano, y que estuvo en pie hasta finales del XIX. En aquellos principios del siglo XX, Salvador Coll, «El Mona», era una de las primeras figuras de la pilota. Jugador de Llargues, estaba considerado como el mejor saque de la época, antes de la llegada de Patilla de Alaquàs.

Coll, que era fijo en los grandes duelos de aquellos años, que congregaban a centenares de aficionados y en los que se cruzaban miles de pesetas de la época, también se anunció en Pelayo como resto. Tras Coll, ofreció Vilamarxant otra figura como Cervera, con Juanito y Piquer. En los años sesenta apareció un resto de mucha potencia, Monrabal, tío del actual «punter» que participa en el Circuit. Pepet fue el último gran profesional de Vilamarxant, considerado como el mejor «punter i feridor» de su tiempo. Pepet estaba en el trinquet de Vilamarxant el pasado viernes, en el duelo del Circuit, junto a figuras como Soro, Gat I, Gat II, Puchol, Vicent Pataques, Colau?una verdadera selección de una esplendorosa época de la pilota, cuando Genovés llenaba allá donde se anunciaba.

El trinquet del Tío Tomás acabó, como tantos otros, convertido en una finca de pisos. Vilamarxant construyó entonces un trinquet municipal que fue inaugurado en 1982 con un espectacular cartel y lleno a rebosar: Genovés I y su hermano Pepe contra el trío de Eusebio, Vicente y Pepet.

En 1998 aquel trinquet fue remodelado, cubierto y dotado de iluminación. Le ha dado vida diaria la activa presencia de un club local, que se ha comprometido con la promoción y que además de mantener una escuela, participa en competiciones federativas de «escala i corda» en las que suele destacar acaparando títulos. La vida profesional del trinquet fue irregular, con muchos altibajos, hasta la llegada de Martí, «Peluco», exprofesional de Pelayo. Lo suyo ha sido una «revolució», afirman desde las entrañas del club.

Ha sabido construir un edificio que se sostiene gracias a la interacción con el club, con el Ayuntamiento, con la empresa Val Net y, sobre todo, con los aficionados. Cada viernes hay partidas con primeros espadas, da oportunidad a muchos jóvenes, incentiva desafíos y torneos y ha conseguido satisfacer a una afición que agradece el esfuerzo creativo de Peluco: «Quan estàs net el cap te bull», afirma sin complejos el autor de este milagro que ha convertido a Vilamarxant en uno de los trinquetes referenciales de la geografía valenciana.