El Club Deportivo Acero ha tomado las primeras medidas disciplinarias tras destaparse el presunto caso de corrupción deportiva por supuestas apuestas ilegales mediante el amaño de partidos. La directiva de la entidad mantiene la identidad de los jugadores en silencio, pero según ha podido saber este rotativo, al menos dos de los futbolistas directamente implicados en el escándalo han sido apartados del club porteño. Se trata de uno de los capitanes del primer equipo, Joselu Rodríguez, así como el gran capitán, Alberto Camarasa, quien ya abandonó el club días después del partido en que se dio a conocer esta supuesta trama de alteración de las competiciones y marchó a Islandia a jugar.

La existencia de este entramado ha salido a la luz después de que el guardameta Oumar Diaby confesara cómo varios de sus compañeros intentaron comprarle para que se dejara meter un gol y alterar el marcador, a cambio de 1.000 euros, en el partido disputado el 28 de febrero en el estadio El Fornàs de Port de Sagunt frente al Recambios Colón.

Los hechos ocurrieron el viernes anterior al partido, cuando Diaby recibía una llamada de un compañero para ofrecerle 350 euros a cambio de que se dejara meter un gol en su portería, tal y como había acordado con jugadores del equipo rival. «Pero me negué, porque es dinero para hoy, pero mierda para toda la vida», ha dicho el guardameta, que llegó al CD Acero hace dos meses después de atravesar una difícil situación económica. Las ofertas, según el portero, se incrementaron hasta los 1.000 euros a medida que se acercaba el encuentro. Y Diaby trasladó el asunto al entrenador de porteros y éste a la dirección.

Este es uno de los hechos que está investigando el club de Port de Sagunt y que denunciaba este miércoles su directiva ante la Fiscalía Provincial de Valencia, para que sea la Justicia quien indague sobre los jugadores «propios o ajenos» que realicen «cualquier actuación que se pueda considerar corrupción deportiva».

Tanto el Acero como el Recambios Colón juegan en el grupo VI de la Tercera División nacional y se encontraban en puestos de descenso, pero el marcador 0-1 motivó que el equipo de Sedaví saliera de la cola de caída y que el Acero vaya en última posición.

La decepción es máxima en todo el equipo técnico, que desconocía estas maniobras. También el anterior entrenador, Dani García, motor del ascenso a Tercera División, se ha visto perjudicado. «Han jugado con la ilusión y con el trabajo de mucha gente. Había muchos partidos con fallos incomprensibles, que achacabas a un mal día de los jugadores o a fallos puntuales, pero nunca llegué a pensar que podía deberse a esto. Ahora, con perspectiva, estoy casi seguro que muchos de aquellos partidos estaban amañados y es una mezcla de rabia y decepción, me da mucha pena que descienda. Quién sabe si yo estaría entrenando ahora si no se hubiera dado todo esto, se pregunta.

Igual de sorprendido se encuentra el actual entrenador, Adrián Ferrandis: «Ha habido partidos raros, como uno en que se jugaron 16 córneres en media parte u otros en los que el dominio era nuestro, pero no se marcaba gol. Lo atribuías a errores humanos o a otras circunstancias, pero ahora sospecho hasta de mi sombra».

Plantilla y directiva se reunían anoche a puerta cerrada en el vestuario antes del entrenamiento, con momentos de tensión ya que uno de los jugadores abrió la puerta del vestuario de una patada y se encaró al entrenador en el exterior, sin trascender lo que comentaron.