El Acero trata de recuperar cierta normalidad en una semana «muy difícil«, según el técnico Adrián Ferrandis, tras la denuncia presentada por la directiva ante la Fiscalía por presuntos amaños de partidos con las apuestas ilegales de fondo. Aunque desde el club no se quieren dar nombres, el entrenador apunta que «a los culpables los tenemos localizadísimos y ya han sido apartados». Mientras, tanto Ferrandis como el presidente, José Manuel Gil, confirman que siguen en la plantilla varios jugadores, además del portero Oumar que destapó el caso, a los que supuestamente se les ofreció dejarse ganar en jornadas anteriores.

«El único error que se les puede achacar es que no lo denunciaran, aunque hay que tener en cuenta su juventud» y el peso en la plantilla de los dos capitanes a los que se ha relacionado con esta práctica ilegal, Joselu y Camarasa, según adelantó ayer Levante-EMV. Más allá de estos jugadores, ambos defensas centrales, Gil apunta que, en la reunión que precedió al primer entrenamiento tras descubrirse esta presunta conducta antideportiva, «me llenó de orgullo ver el vestuario lleno de jugadores comprometidos con el equipo y dispuestos a seguir», pese a que este caso enturbia todavía más una mala temporada en la que los rojiblancos del Port de Sagunt ocupan la última posición ya prácticamente sin opciones de permanencia.

Para calmar a una plantilla «nerviosa», el técnico reconoce que estos días ejerce más de psicólogo que de entrenador. «Estamos acostumbrados a que nos graben los partidos con una cámara casera y el entrenamiento del jueves pareció del Madrid, con tanta prensa. Yo les digo a los jugadores que esto pasa en dos días». Sobre el sentimiento que predomina en el equipo, Ferrandis añade que «somos como el marido que se entera el último de que su mujer le engaña».

Mientras, el equipo se reencuentra mañana con su afición a la que pide que «entienda que los tramposos ya no están y que los que saltan al campo lo están pasando mal, porque también han sido engañados», señala el técnico.