Renqueante y merodeando de manera peligrosa la irregularidad. Así anda ahora el Valencia Basket, que ayer volvió a caer en casa ante un rival teóricamente inferior, pero que volvió a ser mejor que los «taronja». Echando un vistazo a la segunda vuelta, los números no engañan. En nueve encuentros jugados, el Valencia Basket ha sumado cinco triunfos y ha sufrido cuatro derrotas. Estos guarismos harían que ahora mismo el equipo de Pedro Martínez merodeara por la parte media de la tabla.

Afortunadamente, el crédito logrado en la primera parte del campeonato marca todavía distancias, aunque sí es verdad que a cada jornada que pasa el liderato se ve como algo más lejano y la defensa de la segunda plaza como una amenaza cada vez más grande. La Fonteta ha perdido su idilio con el equipo con tres derrotas en los últimos cuatro encuentros y aunque no es momento de encender todas las alarmas, sí lo es de comenzar a poner los mecanismos en prevención ante lo que pueda venir. Pedro Martínez asumió la responsabilidad principal del traspiés. Buen gesto que ahora necesita también de la respuesta de los jugadores en las ocho jornadas que restan hasta el final de la Liga regular para evitar que la temporada se convierta en algo más que un mal sueño.

Dominio de juego visitante

El Baloncesto Sevilla salió con las ideas muy claras. Gran trabajo en la pintura, con Balvin como referente ayudado por un actor secundario como Jordan, y acierto desde fuera de Bamforth y Hakanson. El joven base de los andaluces se valió para superar con autoridad a Diot y, aunque lo pasó peor con Vives, se vio beneficiado por las faltas del catalán, que estuvo penalizado con menos minutos en la pista. El 4-2 de los primeros minutos fue la última renta de los «taronja» en el el choque porque, a partir de ahí, los sevillanos tomaron la iniciativa y nunca la soltaron. Exprimiendo el juego físico hasta los topes, el Valencia Basket sufre y mucho. Es cierto que la permisivad arbitral a unos y otros no fue ecuánime.

Los andaluces acudieron el doble de veces que los valencianos a la línea del tiro libre, pero no es excusa. Las rentas de los de Casimiro se mantuvieron estables gracias a su acierto.

Salvo el tercer cuarto que acabó en empate, el Sevilla ganó en todos los cuartos y, aunque llegaron a su tope en el último período (60-76), un arreón liderado por San Emeterio achicó algo de agua al final. La grada volvió a despedir a los suyos con resignación y ligeros silbidos. Sintomática reacción en una campaña de récords y bonanza inicial que parece ahora mismo muy lejana.