Las piscinas cubiertas son un bien escaso en la ciudad de Valencia. Al menos las de 50 metros de longitud, es decir, aquellas que permiten la celebración de campeonatos autonómicos, nacionales e internacionales con carácter oficial. Y es que, a diferencia de lo que sucede en municipios de la talla de Madrid, Barcelona, Málaga, Cádiz, Palma, Gijón, Pontevedra, Castelló, Torrevieja o Elche „entre muchos otros de la geografía española„, la capital del Túria no dispone todavía de una piscina cubierta con las dimensiones y las características adecuadas para ser homologada por la Federación Española de Natación y, por tanto, acoger una competición oficial fuera de los meses de verano, cuando se pueden utilizar las piscinas descubiertas.

De esta manera, con las instalaciones acuáticas actuales, Valencia no está en condiciones de aspirar a la organización de un Mundial, un Europeo o un campeonato de España de natación en piscina cubierta. Ni siquiera a uno de ámbito autonómico. El motivo es que de las 22 piscinas de acceso público que conforman el mapa urbano, „20 son de titularidad municipal y dos de instituciones educativas„ ninguna cumple con los requisitos exigidos a una piscina cubierta de competición.

Llamativo es, sobre todos, el caso de la piscina de la Universitat Politècnica de València (UPV). Construida en 1970 como piscina al aire libre y cubierta desde 1990, su vaso „espacio que se llena de agua„ no alcanza los 50 metros de largo por apenas tres centímetros, tal como reconocen los propios gestores de la instalación. Más allá de un inocente error de cálculo, el hecho de que la piscina mida 49,97 metros de longitud y sólo tenga dos poyetes para sus ocho calles beneficia directamente a la empresa que, gracias a una concesión de la UPV, gestiona el recinto: Sapek Natación. La razón es sencilla. Si la piscina estuviese homologada, la Federación Valenciana podría solicitar su uso para llevar a cabo pruebas de natación autonómicas y nacionales, e incluso para los entrenamientos de sus nadadores de élite. Sin embargo, al no estar homologada, la piscina puede dedicarse de pleno a las actividades y cursillos dirigidos a los centenares de usuarios y clientes de Sapek Natación. Tanto es así que, entre esos clientes se encuentran la mayoría de los clubes de natación y nadadores valencianos, necesitados de entrenamientos en una piscina de 50 metros para afrontar las competiciones. Así, equipos de natación como el Don Bosco, el Valenciano o el Delfín efectúan sus entrenamientos en la piscina de la UPV, como algunos de los nadadores de la Federación Valenciana. Para ello, obviamente, tienen que pagar de su bolsillo el servicio de la piscina.

Por contra, hay otros clubes de natación, como el Ferca, que utilizan la piscina cubierta de las Escuelas Profesionales de San José. Esta instalación, de régimen privado, sí llega a los 50 metros de largo y está homologada por la Federación Española desde 1967. No obstante, tampoco es hábil para una competición deportiva oficial, ya que de sus ocho carriles, cuatro son de 25 metros. Además, uno de los extremos del vaso mide poco más de un metro de profundidad, según indican fuentes de la Federación Valenciana de Natación, lo que la invalida para torneos de envergadura. De otra parte, las condiciones que ofrece esta infraestructura para la instalación de gradas en la que poder alojar a los espectadores no son las óptimas, según concluyen las mismas fuentes federativas.

La tercera piscina cubierta de la ciudad de Valencia que se acerca a la tipología de una olímpica, sin serlo, es la del complejo deportivo de Abastos. Esta piscina, la única cubierta de titularidad municipal de 50 metros de largo, presenta el inconveniente de que sólo cuenta con cuatro calles. Una cantidad insuficiente para la celebración de una prueba oficial, en la que se requiere seis carriles como mínimo.

Por todo ello, los campeonatos autonómicos de invierno que cada año organiza la Federación Valenciana de Natación „obligatoriamente deben ser en una piscina cubierta„, en los que los nadadores valencianos tratan de conseguir sus mejores marcas para luchar después por los títulos nacionales, tienen que llevarse a cabo en las piscinas de Castelló, Elche o Torrevieja, las únicas ciudades en la Comunitat Valenciana que cuentan con piscinas olímpicas.

En este punto, desde la Federación Valenciana de Natación se asevera que para los nadadores de la ciudad de Valencia esto supone un freno y un doble perjuicio. Por una parte, económico, por la obligación de viajar y pagar para poder entrenar y competir. Por otra, deportivo, ya que muchos optan por prepararse en sus modalidades en piscinas cubiertas de 25 metros y luego lo acusan durante las carreras, cuando compiten codo con codo con otros deportistas más acostumbrados a la piscina de 50 metros.

Cabe destacar que, a diferencia de lo que ocurre con las cubiertas, en Valencia sí existe una piscina de 50 metros descubierta con las condiciones necesarias para la competición. Se trata de la piscina del Parque del Oeste, también municipal. Esta instalación, por contra, está diseñada para ser utilizada sólo en los meses de verano. La piscina del Parque del Oeste, homologada también por la Federación Española, ya ha acogido varios eventos estatales. En el verano de 2013 fue el escenario de un campeonato de España Junior, en 2003 de uno Infantil y en 2001 de uno de categoría absoluta. Curiosamente, en el Parque del Oeste están las piscinas portátiles que en el año 2000 se instalaron en el Velódromo Lluís Puig con motivo de un Europeo de piscina cubierta corta, esto es, de 25 metros de largo.

La piscina olímpica de Las Arenas

El problema de las piscinas cubiertas en Valencia ha intentado resolverse en varias ocasiones. Todas se ahogaron. En 2011 la empresa municipal Aumsa adjudicó a la empresa Mibor Urbana, perteneciente al grupo inmobiliario Onofre Miguel, concesionario del balneario municipal de la Alameda, la redacción del proyecto de ejecución, la construcción y posterior explotación de un complejo deportivo denominado Villa Termal Valencia, que incorporaba una piscina olímpica y un balneario que se nutrirá de las aguas termales del subsuelo, frente al Hotel Las Arenas.

Sin embargo, en la redacción final del proyecto se incluyó que la piscina olímpica prevista (50 metros de longitud con ocho calles) iba a ser de aguas normales y descubierta, con cinco piscinas termales exteriores comunicadas entre sí y tres piscinas termales interiores. La falta de recursos económicos frustró la iniciativa y dejó a Valencia seca de piscinas cubiertas preparadas para la competición.