A la entrada de la cancha de Pelayo luce desde esta semana un recordatorio para los corazones de quienes se adentren en este templo del deporte. Da la bienvenida al visitante y le informa de que se encuentra en el recinto deportivo en uso más antiguo de Europa. El cierre del «esferisterio Mermet» de Alba, probablemente definitivo, inaugurado en 1857, ha dejado a Pelayo el privilegio de presumir de tanta longevidad.

Y lo que le queda después de ver lo que vimos en la esperada partida que enfrentaba a dos jóvenes emergentes como Francés de Petrer, con Javi y Carlos y Marc de Montserrat, con Dani y Nacho. Se rozó el lleno para disfrutar de la elegancia clasicista, exquisita calidad técnica del pelotari de Petrer y la poderosa y endiablada pegada, golpes mágicos, novedosos, rompedores por heterodoxos, del de Montserrat. Ambos recibieron encendidas ovaciones y ambos dejaron constancia de que Pelayo puede vivir otro tanto de lo vivido. La partida hizo honor a esa condición de templo del deporte europeo porque tuvo de todo, remontada y contrarremontada, jugadas espectaculares y pasión en jugadores y público. Ganó el trío de Marc, Dani y Nacho por 60 a 55 como pudo hacerlo el de Francés después de una verdadera proeza al remontar un 20-45 para colocarse un 50-45, a su vez neutralizada gracias a la templanza y exquisitez de Dani, siempre magistral, y a ese genio que es Marc, que sacó fuerzas no se sabe de dónde para superar el momento difícil y conseguir tan importante triunfo. El mejor resumen de esta final del Trofeu Universitat es la cerrada ovación para todos con la igualada a 55 y las almohadillas de agradecimiento al soberbio espectáculo presenciado al acabar la partida.

Lleno en Bellreguard

Si en Pelayo se vivió un duelo de pasiones otro tanto puede decirse de la primera cita de la final profesional de «raspall», con el trinquet de Bellreguard a rebosar y victoria de Ian de Senyera, Moro y Miravalles por 25 a 15 ante Ricard, Sanchis y Roberto.

Los seis protagonistas se vaciaron de principio a fin para ofrecer el mejor de los espectáculos ante un público entregado a la pasión trasnmitida por los pelotaris. Todo hace pensar que el próximo domingo asistiremos a otra apasionante partida en Oliva en la que el trío de Ian puede rematar el título o abrir la puerta a la esperanza del trío de Ricard.

Todo puede ocurrir.