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Pilota

La revolución femenina, en Pelayo

Las seis jóvenes valencianas que debutarán el sábado en la «catedral» consolidan la presencia femenina en el mundo de la pilota

La revolución femenina, en Pelayo

En aquel destartalado trinquet de Pelayo de los años sesenta y setenta no había sitio para la mujer. Si por un milagroso acontecer aparecía alguna fémina todos suponían que sería familia muy directa del pelotari o la novia del chaval que empezaba. Eran tiempos en que a Mestalla tampoco acudían mujeres salvo aquella rubia que se sentaba en la tribuna, junto al córner de la portería norte. La misma que años después la emprendió una tarde a grito pelado con Maceda, el rubio central saguntino de ojos azules que jugaba en el Sporting de Gijón. Valiente aquella mujer.

El próximo sábado este remodelado Trinquet de Pelayo abre sus puertas a la pelota femenina lo que supone una verdadera revolución en el mundo de los trinquetes valencianos. No así en el conjunto de nuestro deporte pues tras aquella ya legendaria Tarazona de Riba-roja de los años setenta, hubimos de esperar a Ana de Borbotó y al empuje de su club. Beniparrell ha colaborado lo suyo pues allí se formó un nutrido grupo de pelotaris que se tomaron en serio la igualdad de la mujer también en el duro deporte de la pilota valenciana. Ahora, gracias a la Federació de Pilota y las competiciones oficiales en varias modalidades y dentro de la CIJB ya no se concibe un campeonato internacional, sea europeo o mundial, absoluto o de jóvenes que no cuente con su categoría femenina. Una vez más el mundo de los clubes se convierte en la columna vertebral de cualquier puesta a punto de este centenario deporte. Ahora se incorpora a la causa la catedral con el anuncio de un duelo espectacular: Noelia de Beniparrell, Sara de Godelleta y Ana de Beniparrell contra Mar de Bicorp, Amparo de Borbotó y Joana de Tavernes. Seis nombres que pasan a esa historia, si se quiere pequeña pero con gran carga emotiva de nuestro deporte.

De la primera mujer pelotari que se tiene constancia es de Margot de Henaut, uno de los departamentos de la Walonia belga. Hacia 1427 llegó a París para impresionar a los mejores jugadores de aquellos tiempos que practicaban en las decenas de trinquetes que allí se levantaban. Por los testimonios escritos de algún contemporáneo sabemos que jugaba con mucha destreza, habilidad e inteligencia y que pocos hombres se atrevían con ella.

Desde hace años en el ámbito de la pelota vasca se viene trabajando en recopilar la intensa y hermosa historia de sus mejores pelotaris. Y entre ellas no han faltado valencianas que jugaron en el Frontón Chiqui como Emilia Gómez, de Casinos, más reconocida en tierras vascas que en su tierra natal. Es muy amplia la literatura que en el ámbito del deporte vasco existe sobre sus mujeres pelotaris repartidas en medio mundo. Tiempos gloriosos y seguramente definitivamente enterrados.

En Valencia las primeras mujeres profesionales de pelota, en la modalidad de cesta punta, fueron las que se anunciaron el 18 de julio de 1897 en el desaparecido frontón Jai Alai, junto a la Alameda. Se conocen sus nombres: Chiquita de Valencia y Vivita, que usaron fajín azul contra Excelsior y Chiquita de Murla. La crónica del diario Pueblo fue muy halagadora y habló de poesía, habilidad y el hecho de que resonara en un frontón vasco, el «deixa-la», «meua» i «joc». Como más o menos ocurrirá el próximo sábado en Pelayo jugando a raspall. La experiencia del Jai Alai, hace más de un siglo, pensada como negocio, fracasó. La de Pelayo tendrá continuidad porque no anida en ella ese espíritu sino el de reconocer que la modernidad pasa por normalizar la presencia femenina en las competiciones propias e internacionales y en su presencia como activas espectadoras.

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