«Yo vivo con ventaja. No veo a mis rivales, así que no me distraigo y tengo que imaginar las cosas». La frase es del atleta ciego David Casinos durante el coloquio Rumbo a Rio 2016, sin límites, organizado por Divina Pastora, gran mecenas del deporte popular y adaptado desde su irrupción en el atletismo popular en 2007. Casinos (Valencia, 1972) perdió la vista hace 20 años a causa de la diabetes y ahora afronta sus cuartos Juegos Paraolímpicos con la ilusión de un chaval. El mejor lanzador de peso paraolímpico de la historia es el optimismo encarnado en persona. La figura que representa el Efecto Pigmalión que promulga Divina Pastora. «Cuando perdí la vista necesité la ayuda de los psicólogos y empecé a vivir de nuevo. Luego empecé a hacer deporte y conocí la importancia de los psicólogos deportivos en mi vida. Ellos me han enseñado a vivir los grandes momentos en los grandes estadios» dijo el atleta. Su presentación en Twitter lo dice todo de él: «Todos los días sale el sol y si no, ya me encargo yo de que salga». Su visión de la vida se aleja de los patrones convencionales. Es el anticristo de la desidia. «Cuando gané el oro en Londres, decidí cambiar más cosas. Decidí tener una hija e irme a vivir a Estados Unidos».

Ese Efecto Pigmalión se sintió ayer en la terraza del edificio de Divina Pastora, en el centro de Valencia. Según este mito griego, cuyo origen está en el enamoramiento que vivió el escultor Pigmalión sobre una de sus creaciones (Galatea), «una profecía autocumplida es una expectativa que incita a las personas en formas que hacen que la expectativa se vuelva cierta». Sobre esa idea optimista de la vida giró ayer un coloquio que reunió, junto a Casinos, a los gimnastas Rayderley Zapata, Alejandra Quereda y Carolina Rodríguez y a los atletas Mar Jover y Héctor Cabrera, este último adaptado. Todos estarán en Brasil este verano. Y todos han tenido que superar, de una u otra manera, sus dificultades para llegar hasta donde están. Los obstáculos que ha superado Carolina Rodríguez también ayudaron a relativizar, seguro, los problemas de la rutina diaria de los presentes en la terraza. «He tenido muchos altibajos. En momentos he sido muy negativa, pero siempre he salido adelante en mi vida» recordó la gimnasta, una de las apuestas del equipo olímpico español junto a su compañera Alejandra.

La presencia de Héctor Cabrera, lanzador adaptado (por deficiencia visual) de jabalina que estará en sus primeros Juegos Paraolímpicos, también hizo brillar más el cielo. «Me gustan las dificultades. Me gusta mi deficiencia porque necesito retos. Muchos me dicen «eres un cabra loca». Y es verdad. Siempre me han gustado las emociones fuertes».