Igual que supo ganar, Vicente del Bosque (Salamanca, 65 años) ha sabido perder: ninguna excusa a la eliminación de España en los octavos de final de la Eurocopa a manos de la vigorosa Italia. El problema para el seleccionador español es saber cómo y cuándo marcharse después de haber dejado un legado memorable en estos ocho años al frente de La Roja: una Copa del Mundo y una Eurocopa además de un fútbol eventualmente excelso, dignísimo sucesor de la herencia de su antecesor en Suiza y Austria 2008, Luis Aragonés. Siendo realista, nadie nunca volverá a conseguir tanto. Cierto que dispuso de la mejor generación de futbolistas de la historia de España, sobre todo la concentrada en Sudáfrica 2010, pero él supo darle el ambiente justo para sacarle el máximo rendimiento. Hubo también excelentes generaciones anteriores que se quedaron en el olvido.

Estuvo lúcido Del Bosque pocos minutos después de la eliminación del pasado lunes en París al señalar la estructura que apuntala el fútbol español. No hay un vacío detrás de la selección. Hay canteras de primer nivel, enorme talento de jugadores y técnicos, y los mejores clubes de Europa. Sin embargo, la cruda realidad es que La Roja se ha estancado en los dos últimos años. La decadencia inevitable de cuatro jugadores capitales como Casillas, Xavi, Xabi Alonso y Villa, además de la anterior marcha de Puyol, marcaron el principio del fin tanto en Brasil 2014 como en Francia 2016. Los cinco fueron los mejores del mundo en sus puestos durante mucho tiempo. Del Bosque, sin embargo, tampoco ha sabido gestionar la transición entre ese grupo fabuloso de jugadores y sus sucesores, no tan primorosos pero sí de mucha entidad.

Estancados en 2012

España parece haberse quedado varada en 2012. Aquel torneo, en Polonia y Ucrania, lo ganó con una exhibición defensiva de Ramos y Piqué y un solo partido notable, el de la final ante Italia (4-0), impulsada por el último recital de Xavi con la Roja. En el resto, sobrevivió con la novedad táctica del falso nueve y la capacidad de sorpresa que supusieron tanto Cesc Fàbregas como David Silva. A partir de entonces, el equipo ya no evolucionó. Fracasó el intento de jugar con un nueve rompedor como Diego Costa. Y el proceso de maduración de Morata ha dado pasos de gigante en la presente Eurocopa pero no ha evitado la eliminación: en el día decisivo, ante Italia, naufragó contra el colmillo de sus excompañeros de la Juventus, Bonucci, Barzagli y Chiellini. Del Bosque quemó su once de tanto repetirlo (cuatro veces seguidas) y no reaccionó cuando los rivales le plantearon problemas tácticos: ante la presión alta de Croacia y después de Italia, De Gea respondió con el pelotazo, rompiendo la esencia del juego de España.

Sustitutos

Por su disponibilidad y su buena relación con el presidente de la Federación, Angel María Villar, los mejor colocados para sustituir a Del Bosque son Julen Lopetegui y Joaquín Caparrós. Pero no parecen los más indicados. Caparrós representa una cultura opuesta a la selección de los últimos años; y el bagaje de Lopetegui es insuficiente. A la selección deberían ir los mejores. Y en estos momentos, por experiencia y por cualificación, los dos más preparados serían Ernesto Valverde y Unai Emery, ambos comprometidos con el Athletic y el PSG, respectivamente. Hace falta un entrenador de primerísima fila. El legado de Del Bosque es inmenso.