En julio de 2007 José Luis López presidía la Confederación Internacional de Pelota a Mano (CIJB). En razón a su cargo y ante la propuesta de organizar un Mundial en Colombia viajó a las entrañas de Nariño, departamento del sur colombiano donde el juego de chazas es el más popular, considerado como autóctono, herencia de los pastos, pueblo indígena de la región andina. Su presencia supuso un verdadero revulsivo para este deporte y se reactivaron competiciones y proyectos. López llegó a entrevistarse secretamente con dirigentes del ELN, grupo guerrillero en la región, para garantizar la paz durante el Mundial. El ELN así lo proclamó en declaraciones públicas, pero el Mundial no se celebró por un cúmulo de circunstancias derivadas de exigencias económicas y de seguridad que hicieron desistir de la iniciativa. José Luis López regó de ilusión por este deporte a unas gentes que le recibieron con una hospitalidad desbordante en pueblos como Sandoná, Buesaco, Guaitarilla, Pupiales, Ipiales€

De toda aquella semilla surgió una selección colombiana de Llargues que conquistó la medalla de plata en el Mundial de Holanda de 2012 tras derrotar a la favorita, Bélgica, y a la selección valenciana.

Nueve años después de aquella expedición, el presidente de honor de la CIJB retoma el apoyo al juego de Llargues en el país andino con el patrocinio de una escuela de la especialidad en la localidad de San José de Albán que dirigirá un mítico pelotari colombiano como Chiquillo, el Genovés valenciano. Se trata de una aportación modesta pero especialmente simbólica para un país que quiere organizar el Mundial de Chaza en 2017.