Era el minuto 13 y a Munir le llovió un centro a posición de remate. El nuevo delantero del Valencia cabeceó en escorzo, y el poste le negó el gol a la primera. El rechace lo recogió Oliver Torres, que plantó al delantero de nuevo frente al marco. Munir aseguró el disparo con el interior, pero un zaguero barrió la bola bajo palos. Era el minuto 13 y el España-San Marino que terminó 6-0 iba todavía 0-0. Munir se llevó las manos a la cabeza. Un parroquiano se levantó de su asiento en Gol Sur y gritó alto y claro: «¡Munir, burro!». Si es cierto eso que dicen los veteranos, que Castalia es un Mestalla en pequeñito, a Munir le vino bien la experiencia.

Porque a la tercera no falló y a la cuarta tampoco. Poco después del 1-0 del debutante Diego González, que desvió con la testa una rosca de Oliver Torres, Munir firmó el 2-0. Cabeceó con sencillez el enésimo centro al área, mostrando repertorio. Pasada la media hora, el valencianista marcó también el 3-0, con un disparo desde la frontal a botepronto.

Del espontáneo de Gol Sur poco más se supo.

La España sub 21 de Albert Celades gobernó el partido con autoridad inapelable, goleó con merecimiento y se jugará la clasificación para el Europeo con Croacia y Suecia. Ayer, en Castalia, San Marino hizo lo que pudo, y lo que pudo fue realmente poco. Plantó una defensa de cinco y aisló a un único punta, Bernardi. Apenas pasó de la medular en ataque y sufrió en defensa hasta la exageración. El lateral D´Addario vivió un tormento con Deulofeu, que exhibió su catálogo de centros y desbordes, sin sudar apenas.

El timón en el medio lo tomó Óliver Torres, capataz general sobre un tímido Denis Suárez. La mayoría de ocasiones las disfrutó Santi Mina, indetectable en sus diagonales desde la izquierda. Falló unas cuantas y acertó en la última del primer acto, el 4-0 al filo del descanso, asistido por una travesura de Oliver.

Una pachanga

La humedad y el calor acentuaron en la segunda mitad el aroma de pachanga. El trámite estaba resuelto. Celades sentó a Deulofeu e introdujo a Iñaki Williams, desplazando a Munir a la derecha. Al poco hizo lo propio con Meré y Sergi Samper, retrasando a Mikel Merino al eje de la zaga.

El partido sesteó en la mecedora del pase horizontal y solo se alteró en contadas ocasiones. San Marino forzó un córner en el minuto 70 y se llevó una ovación de la grada. En el 81 Kepa, el portero local, regaló otro saque de esquina y ya no se aplaudió tanto. Por inercia, sin que España le pusiera mucho empeño, llegaron más goles.

El 5-0 lo metió Santi Mina en el minuto 84, al embocar en la corta un centro tenso de Grimaldo. El 6-0 definitivo fue de Iñaki Williams en una acción individual, justo cuando la afición del Castellón se había arrancado a cantar el Pam Pam Orellut, himno del Club Deportivo.