La racha triunfal del argentino Juan Martín del Potro en su vuelta tras la grave lesión que sufrió en la muñeca izquierda llegó a su final esta madrugada en la pista central Arthur Ashe donde cayó derrotado por 7-6 (5), 4-6, 6-3 6 y 6-2 ante el suizo Stan Wawrinka, tercer favorito, en los cuartos del Abierto de Estados Unidos.

Del Potro, de 27 años, que se había convertido en el preferido de los aficionados neoyorquinos como le sucedió cuando ganó el título en el 2009, esta vez no pudo superar a un rival que tuvo más fondo físico, colocó mejores golpes y además logró siempre los tantos decisivos con un saque demoledor y poderoso.

Ahora el rival de Wawrinka, de 31 años, que alcanzó por tercera vez la semifinales, segunda consecutiva, tendrá de rival al japonés Kei Nishikori, sexto cabeza de serie, que también dio la gran sorpresa al vencer en cinco sets (1-6, 6-4, 4-6, 6-1 y 7-5) al británico Andy Murray, segundo favorito.

El partido entre Wawrinka y del Potro duró tres horas y 12 minutos en los que el tenista suizo colocó 10 "aces" sin cometer ninguna doble falta por 8 que hizo el argentino y meter solo un saque directo. En los últimos días del Potro ha sentido molestias en el hombro derecho y aunque dijo que todo estaba bien es posible que esa circunstancias le impidiese tener su mejor rendimiento en esa faceta del juego.

"Creo que ahí estuvo la clave de mi derrota, no estuvo acertado con el saque y Wawrinka lo aprovechó al meter demasiados golpes ganadores", declaró del Potro. "Estoy un poco triste por la eliminación y no haber podido seguir adelante para disfrutar junto a todos los aficionados que me han apoyado, pero satisfecho por la manera como he respondido durante el torneo".

Wawrinka, que nunca recibió el apoyo del público, que estuvo siempre a favor de del Potro, se mostró desconcertado en los primeros dos sets del partido, pero en el tercero y cuarto fue el único que impuso su dominio al imponer el ritmo del juego.

El suizo dominó al argentino con un gran revés. Del Potro nunca pudo descifrar ese golpe seguro del tenista suizo, especialmente en las dos últimas mangas aunque todos los aficionados presentes en las gradas del Arthur Ashe lo respaldaron al corear su nombre que emocionó al jugador argentino, que no pudo reaccionar y sucumbió al mejor tenis de su rival.

Pero si pudo llorar al concluirlo ante el gran calor humano que recibió por parte de los neoyorquinos como en el 2009 cuando acabó con la supremacía del suizo Roger Federer.