Sentados en la grada de detrás de una de las canastas mientras algunos de sus jugadores siguen practicando el tiro exterior, a Pedro Martínez (Barcelona, 55 años) le gusta charlar de baloncesto, de deporte y de la vida, lo más lejos posible de los tópicos del día a día. La primera pregunta es cómo ha cambiado él en estos 27 años que lleva de entrenador, media vida, situándose como el técnico en activo con más partidos en ACB tras la retirada de Aíto García Reneses. Las derrotas y las victorias, responde, ya no se viven con tanto dramatismo. Uno aprende a relativizar los éxitos y los fracasos.

«¿Es usted el Guardiola del básquet?». «Es una comparación odiosa», responde con humildad, no sólo por el reconocimiento al técnico del City sino porque las diferencias entre un deporte y otro son, dice, abismales. Solo puede parecerse en la gestión de grupo, explica, e incluso ahí el entrenador de baloncesto dirige un grupo mucho más pequeño.

¿Se puede innovar en el baloncesto? «En matices, sí, es un deporte de pequeños detalles», admite el entrenador de Valencia Basket, «y el ámbito en el que se puede mejorar más es en el de la gestión de grupo. Me gustaría, por ejemplo, anticiparme a los problemas, aunque es muy difícil. El nivel táctico de los entrenadores de nuestra Liga es parecido».

Martínez habla con la serenidad con la que suele dirigirse a los jugadores en los tiempos muertos. «En situaciones de máxima tensión y de toma de decisiones rápidas, no puedo entrar en pánico porque se transmite a los jugadores». ¿Qué le pone nervioso en la cancha? «Algún comportamiento de un jugador o alguna labor arbitral, aunque no debería».

El técnico barcelonés trabaja en sus chicos el deseo de defender («porque al defender interviene la voluntad») mientras que, en ataque, les da más libertad para que se expresen y tomen sus propias decisiones, dentro siempre de la disciplina colectiva. «Una defensa la marcan las condiciones físicas y el deseo». El baloncesto ha cambiado muchísimo en sus 27 años de dedicación, precipitado el cambio por dos reglas nuevas: la reducción del tiempo de ataque de 30 a 24 segundos y el alejamiento de la línea de lanzamientos de tres puntos de 6,25m a 6,75. «Los jugadores son más técnicos y más rápidos y, por tanto, el juego es mucho más veloz».

Se hizo famoso un tuit suyo en el que un pez grande se comía a un pequeño. Muchos lo interpretaron por el lado del Barça tragándose a Claver, Doellman o Ribas, del Valencia Basket. «Hay que tirar de ironía en los tuits, pero nosotros también fichamos jugadores de otros clubes más pequeños, como Joan Sastre». Eso sí, se le escapa media sonrisa cuando explica que ahora el Madrid y el Barça están en una situación nueva para ellos, sufriendo los ataques de los clubes de la NBA sobre sus jugadores, toda vez que la competición norteamericana ha subido su tope salarial.

Martínez dispone de una plantilla de 13 jugadores, aunque solo pueda convocar a 12. Es una manera de cubrir posibles lesiones como la de Van Rossom, que se perdió gran parte del pasado curso. En él, el técnico sufrió la contradicción de pulverizar un récord (28 victorias consecutivas) y, sin embargo, sentirse abrumado. «Porque quería que nos centráramos en el juego, no en el récord, pero no lo conseguí. Y después tuvimos un bajón».

«Soy de centro-izquierda»

En sintonía con el director deportivo, Chechu Mulero, y dentro de las posibilidades del mercado, el entrenador está satisfecho con una plantilla pensada en potenciar las virtudes del «equipo». Ya sin Shurna, Trías o Steffanson, a quienes fue duro dejar fuera, pero con Guillem Vives pese a su acuerdo con el Barcelona. ¿Cómo le cambia el estado de ánimo a Vives? «Con naturalidad. Es un jugador maduro y sabe que aquí va a estar bien».

Y, por último, ¿ qué tiene de especial el VBC? Aquí ha una persona, explica, en alusión al dueño, Juan Roig, y no un banco o una directiva, que está al tanto de cada detalle del equipo. Y, además, la profesionalidad en cada una de las áreas del club, a la altura de los más grandes.

Después de tanto tiempo en la élite, Pedro Martínez sigue teniendo referentes en el banquillo, aunque solo quiera nombrar a uno de los más lejanos, el entrenador los Spurs, Gregg Popovich. Buen lector de libros, el último que leyó no tenía nada que ver con el baloncesto (Cuatro amigos, de David Trueba).

¿Se considera una persona de izquierdas? «De centro izquierdas», responde. «Soy un privilegiado desde el punto de vista económico y me gustaría que se superara antes la crisis social que la financiera».