El Valencia Basket volvió de vacío por primera vez esta temporada en Liga después de caer justamente ante el Fuenlabrada, que hasta ayer era el colista en la Liga Endesa. El conjunto «taronja» jugó su peor partido de la campaña estando desacertado en ataque y permitiendo muchas canastas cerca del aro a los madrileños. Pedro Martínez no movió esta vez bien sus piezas y no encontró en, prácticamente, ningún momento del partido fluidez en el juego de los suyos. Por si la derrota no fuera suficiente, Dubljevic cayó lesionado en su tobillo al filo del descanso. A falta de las pruebas a las que será sometido mañana en Valencia, el pívot montenegrino sufre un esguince que le tendrá fuera de las canchas los siguientes envites. San Emeterio no pudo celebrar como toca los 12.000 minutos disputados en la Liga Endesa.

El comienzo del partido fue serio por parte del Valencia Basket que consiguió, por medio de Sikma, su máxima renta en todo el choque (12-18). El partido, sin embargo, cambió de manera negativa con el paso de los minutos. El conjunto valenciano se desvaneció y el Fuenlabrada infringió un duro parcial de 12-0 a los de Pedro Martínez, que situó el electrónico en un peligroso 31-20.

El Valencia Basket era una mar de dudas con continuas pérdidas de balón y sobre todo un alarmante apagón anotador. La primera canasta en el segundo cuarto llegó mediado el mismo por parte de Sastre. Cuando peor estaban las cosas, los de Cuspinera hicieron una mala gestión del choque que permitió a los «taronja» a trancas y barrancas, y con los puntos desde el tiro libre, engancharse de nuevo al choque con un marcador positivo pese a las malas sensaciones demostradas en la pista (37-33).

La segunda parte siguió por los mismos derroteros. Vives de manera esporádica junto al trabajo de Sikma permitieron a los «taronja» dominar de nuevo el marcador en el último período (57-60). Era un espejismo.

Con ataques precipitados, Kratvsov y Sato olvidados en el banquillo, actores secundarios como Smits o el letal Popovic tiraron del carro con el calor de su grada para revertir la situación. Ocho tiros libres fallados de los últimos fue el dato que condenó definitivamente a los valencianos.