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25 años de espera

El circuito más deseado del mundo

La construcción del trazado Ricardo Tormo se gestó en los años 70 y no se finalizó hasta 1999, con intensas reivindicaciones populares en las calles

El circuito más deseado del mundo

El Circuit Ricardo Tormo cumple el domingo su decimoséptimo año como sede del Mundial desde su construcción en 1999. Menos tiempo, curiosamente, del que tardó en gestarse un proyecto eternizado por las polémicas y la indecisión política. Tardó más de 25 años en tomar cuerpo. Llegó a haber 15 bocetos dibujados en 7 lugares diferentes. Entretanto, mientras el parto se alargaba, la demanda popular fue creciendo. En los años 90 nació un ritual: cada domingo, cientos de moteros se concentraban en señal de protesta por las calles de Valencia.

En los años 70, dabas una patada a una piedra en la Comunitat Valenciana y salía un piloto. En 1974, el entonces presidente del Motoclub Cullera, Salvador Gascón, lanzó la idea. Primero se pensó en Cullera. Luego en Guadassuar, Gandia, Sueca, L´Alcúdia, Oliva, Llaurí y Benidorm. Pero la idea se formalizó en un encuentro en la calle Pintor Sorolla de Valencia, en febrero de 1984, meses antes del grave accidente de Ricardo Tormo. El entonces director general de deportes, José Antonio Ibars, bajo el gobierno de Joan Lerma (PSPV), se reunió con los pilotos Tormo y Aspar; con el asesor de deportes, Vicente Añó, y con el delegado de la Federación Española de Motociclismo, Vicente Ramos, para poner en marcha el proyecto.

Pasaron varios años hasta que la idea se convirtiera en una obsesión: comenzaron las expropiaciones imposibles de terrenos, los parones por falta de dinero, las tensiones políticas... Fuera de la Comunitat se inauguraban circuitos en Jerez (1985), Albacete (1992) y Montmeló (1992). En Valencia, no, pese a que los pilotos valencianos Aspar (4 títulos mundiales), Tormo (2) o Champi Herreros (1) dominaban el mundo.

Tal era la ansiedad por construir un circuito, que Lerma colocó la primera piedra simbólica de Cheste en 1990, después de que el Consell hubiese invertido 400 millones de pesetas en expropiar 1.521600 metros cuadrados para un trazado presupuestado en 3.100 millones. Pero el proyecto se paralizó. No había dinero. La misma cantinela de siempre. Con la presión de la calle, el Consell llegó a plantearse en 1994 construir tres circuitos pequeños de 400 millones cada uno.

El cambio de gobierno valenciano en 1995 refrescó el viejo borrador. José Emilio Cervera, nuevo director general de Deportes, retoma el asunto. En diciembre, después de desestimar diversas opciones, Cheste es la candidatura elegida para la construcción de una pista permanente de velocidad. Se produce otro frenazo cuando el gobierno de Eduardo Zaplana (PP) admite su incapacidad para financiarlo. Las manifestaciones moteras semanales y las pancartas reivindicativas colgadas en los puentes muestran la irritación popular.

Hasta 1997 no comienzan las obras en los terrenos de Cheste, que concluyeron en 1999, cuando el flamante trazado puso fin a 25 años de escepticismo. Antes, hubo que saltar otros obstáculos, de menor tamaño. El circuito tuvo que variar su diseño inicial para garantizar la seguridad en la pista. Incluso hubo que modificar el perímetro porque la empresa constructora encontró unas ruinas romanas. Hoy, el Circuit Ricardo Tormo, el circuito más deseado, es una referencia mundial.

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