En estos días cuando tanta gente está ultimando la preparación del maratón de Valencia del próximo domingo, hay también otros fondistas que prefieren huir del asfalto y sentir la libertad y la relajación que se consigue corriendo un maratón, o incluso distancias mayores, por la montaña. En nuestros montes, como en las carreras por las ciudades, los atletas lo dan todo para conseguir alcanzar cuanto antes la meta, pero en estos trails de montaña hay una figura desconocida en las carreras urbanas; el trail escoba.

Ante la ausencia de coches o furgonetas que puedan ir cerrando la carrera, ellos y ellas se encargan de correr detrás de los últimos participantes, pero su labor no se limita a eso. Como cuentan Susana Gallardo y Cristina San Martín, que ejercieron de escobas en el prestigioso Trail de Montanejos, su función es también psicológica, de animar y motivar a los más rezagados, de indicarles cuánto les falta. A ello hay que añadir una labor de seguridad, pues tienen que llamar a la organización cuando alguien se retira, o incluso a emergencias si la situación se complica.

En muchos casos, además, deben ir retirando las balizas y cualquier otro elemento que se haya quedado por el camino. Porque, no hay que olvidarlo, uno de los objetivos de cualquier trail que se precie es que a su paso no queden restos de que allí se ha celebrado una carrera. Mantener y proteger la naturaleza es, y debe ser, lo primero. Y en esto, en Montanejos, son una referencia internacional gracias: no dan vasos de plástico en los avituallamientos, debes traer tu recipiente de casa y rellenarlo con un botijo, tampoco proporcionan imperdibles. Por otra parte, dan beneficios a la gente que llega a la carrera en coches compartidos y vuelve a repasar el recorrido días después para asegurarse de que todo está como lo encontró.

Para ser trail escoba lo primero, y esencial, es estar en buena forma. Tanto Gallardo como San Martín están acostumbradas a ganar carreras de todo tipo o a quedar entre las primeras. No obstante, como recuerda Susana, que debutó como escoba en el Trail de Montanejos de 2015, busca objetivos diferentes: «Empecé porque dejé la competición, ya no quería ese estrés, aunque sí quería seguir corriendo por la montaña, pero a otro ritmo, más tranquilo y disfrutando del paisaje». Ella explica que le gusta ser escoba, pero que también es duro a veces: «Puedes ir la cola de la carrera porque te has detenido a atender a alguien que se retira, o que tiene problemas, o a retirar balizas, y luego esprintar para volver a alcanzarlos. Ademas, tienes que tener en mente los tiempos que maneja la competición y llegar en ellos a cada punto de control y a la meta. Y también debes estar en contacto y coordinación constante con la organización».

Por otra parte, explica que puede ser una experiencia muy gratificante cuando consigues que alguien que ya estaba al límite logre acabar la carrera: «En el trail de 30 km de Montanejos (había otro de 15 y otro de 55 km), la última corredora iba muy mal y, a falta de seis kilómetros, nos dijo que abandonaba. Pero nosotras miramos el perfil de la etapa y le dijimos que quedaban dos para el avituallamiento, otros dos de subida y ya el resto era bajada. Así que si mantenía el ritmo en la bajada, llegaría a la hora del cierre. Fuimos animándola y ella se creció tanto que hasta alcanzó a dos chicos», recuerda Susana con emoción para añadir que, al final, las tres se fundieron en un abrazo y la atleta les dio las gracias entre lágrimas. «Me encanta cuando ves que animas a alguien y, al final, gracias a tu apoyo lo logra. Es increíble. Sientes que es tu logro también. Te sientes útil y te da una gran satisfacción».