La consolidación de Puchol II como primera figura indiscutible de nuestros trinquetes no sólo es la consecuencia de evaluar su éxito en el Individual. Cuenta mucho el trabajo diario, la regularidad en los éxitos, el espíritu de campeón en lo que viene a denominarse día a día. Ahí es donde se asienta de manera definitiva, seguramente para las nuevas generaciones, ese lugar de privilegio en la historia de los grandes ases de los trinquetes valencianos. Ningún campeonato jugaron el Nel de Murla, Simat, Llíria, el Lloco, Quart o el mismo Juliet y sin embargo ahí están, en el libro de oro de los trinquetes valencianos. Fueron leyenda por decisión popular.

Puchol II y Soro III son dos soberbios pelotaris, con toda seguridad de talla similar o superior a los comentados. De hecho, los trinquetes se han quedado cortos en dimensiones y hemos tenido que recortar las potencialidades de estos brazos de acero. El de Vinalesa necesita ganar allá donde se anuncia, porque es el campeón. Esta tarde tiene oportunidad de sumar más puntos en esa carrera simbólica hacia la eternidad. Y el torneo Superdeporte es una ocasión especial para demostrar que marca distancias. Soro III, que es todavía joven, que tiene férreo carácter ganador, no está dispuesto a que esa distancia con el campeón se agrande, sino todo lo contrario. Y el torneo de esta tarde es una oportunidad para avisar de sus intenciones, que no son otras que recuperar su corona en cuanto tenga ocasión para ello.

Sobre esos fundamentos sentimentales se programa la partida de esta tarde en la catedral de la pilota. Si además de esa lucha de restos podemos disfrutar de los cuatro mejores mitgers del momento, miel sobre hojuelas, que es viejo y sabroso plato acorde con la tradición secular del Joc de Pilota.

Recuerden el cartel: Puchol II, Santi y Pere contra Soro III, Javi y Félix, tras una previa con jugadores juveniles de primer nivel. Y hay 500 euros de prima a los ganadores. Ochenta y tres mil pesetas de las de antes, por si les parece poco.