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Un erudito de los juegos de pelota.

"La pelota vasca tiene mucho que aprender de la valenciana"

Fernando Larumbe advierte del peligro de desaparición del juego de pelota «si no somos capaces de diseñar uno común, pero preservando nuestro patrimonio cultural deportivo»

"La pelota vasca tiene mucho que aprender de la valenciana"

Fernando Larumbe Bidagain (Pamplona, 1947) es un estudioso de los juegos de pelota, el de mayor prestigio y reconocimiento en todo el mundo. De formación jesuítica, orden a la que estuvo vinculado durante toda su juventud, nadie como él posee tanta bibliografía y documentación sobre los orígenes, la historia y evolución de todos los juegos de pelota. Y además, los tiene ordenados por fecha de publicación. «Así me resulta fácil descubrir a los que fusilan textos anteriores, sin citar a sus autores», advierte.

Ha visitado Valencia, para conocer la realidad de nuestros juegos de pelota. A Larumbe le cabe el honor de abrir las puertas a la internacionalización de los juegos directos al resto del mundo, pues gracias a sus investigaciones se produjo la primera toma de contacto de la pelota valenciana con los juegos europeos.

Una jornada de análisis y propuestas con el presidente de la Federació de Pilota y de la CIJB, José Daniel Sanjuán, que, para el exjesuita, resultó «muy enriquecedora». «Las cifras de clubes, escuelas en marcha, política de promoción desde las bases, de la pelota femenina, la implicación conjunta de las distintas administraciones, todo estructurado en torno a una Federación que centraliza y moviliza tantos medios materiales y humanos me hacen sentir envidia sana de la proyección alcanzada por la pelota valenciana. En la pelota vasca tenemos muchas cosas que aprender de vuestras estrategias. Allí hay demasiada sectorialización», puntualiza.

Larumbe, afincado en Madrid, se ha empeñado en recuperar el Beti Jai, un frontón de pelota vasca inaugurado a finales del siglo XIX, época dorada de la pelota vasca en toda España y que se conserva en estado ruinoso. Una plataforma cívica ha conseguido poner en la agenda política el futuro de una instalación que está considerada como la «capilla Sixtina» de la pelota. «Queremos que se rehabilite respetando su concepto de frontón, para uso deportivo y social. Lo que se ha hecho en Pelayo, que además de recinto deportivo se ha convertido en un centro cultural y pasarela de moda?».

El investigador navarro sufre por el futuro de los juegos propios de pelota. Y advierte de la necesidad de «preservar el legado del que somos albaceas, de aquello que nos identifica, de los envites de una mal entendida modernidad. Parece que nos obliguen a subir a un tren hacia un destino que no hemos elegido», advierte. Y pone el ejemplo de la invasión del cangrejo americano que acabó con las especies autóctonas. Incluso tira mano del flamenco, reconocido como patrimonio de la humanidad: «hay afición en Andalucía, hasta en el Japón, a la guitarra andaluza. Creamos una asociación de amigos de la guitarra flamenca pero llegan unos irlandeses o unos americanos que dicen que ellos quieren pertenecer a esa asociación porque también tocan la guitarra, y son miles y miles. Y les dejamos entrar para acabar tocando todos la guitarra eléctrica. Eso nos puede pasar? si no somos capaces de diseñar y compartir un juego de pelota común pero preservando nuestro patrimonio cultural deportivo».

El futuro olímpico

Dedica su tiempo de jubilación a preparar proyectos y asesorar instituciones. «Estoy metido de lleno en un proyecto de recuperación de los juegos antiguos, directos, en el ámbito navarro, de ahí mi interés por las aportaciones de la pelota valenciana, y en la creación de un centro de interpretación de los juegos de pelota autóctono en Pamplona, en el entorno del Labrit y de las murallas, que convierta a esta ciudad en la capital mundial de la pelota». Su opinión sobre el futuro olímpico de la pelota es transgresora. «Primero habrá que preguntarse si el modelo olímpico actual, tan mercantilizado, es compatible con la filosofía de nuestro deporte como cultura autóctona», sentencia.

Pero no cierra puertas. «Deberíamos ser capaces de construir un modelo abierto e integrador que hiciese compatible lo común con lo propio. Me gusta la idea de unir en la diversidad, entre otras cosas porque era el camino sugerido por Ignacio de Loyola?», recuerda.

Larumbe acabó su jornada disfrutando del pequeño museo de Pelayo y de la «elegante y muy técnica» pelota valenciana. Esquivó una pelota en el palco. «La pelota siempre busca el pelotari», respondió. Y es que en su juventud fue campeón del mundo de pala corta. «El único eclesiástico que tiene una medalla de oro», recuerda.

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