Cuatro días de auténtica adrenalina. Así ha transcurrido la Copa del Rey de Vitoria, un torneo que cada año busca superarse y que en la cita actual ha logrado concitar a más de 103.968 espectadores en una cancha, récord absoluto en la competición.

Los más de 600 seguidores del Valencia Basket desplazados hasta la capital alavesa han conseguido ser la segunda afición con mayor número de miembros tras la del anfitrión, el Baskonia. La particular marea taronja fue visible en la kalekira, un pasacalles con gigantes y cabezudos que transcurrió por las calles más significativas de Gasteiz, con la unión de las ocho aficiones presentes en el torneo. Encuentros de año en año, comidas y cenas de confraternidad e intercambios de bufandas o enseres de cada club son la muestra habitual entre los aficionados de cada equipo. Es la mágica fusión que concita una Copa del Rey de baloncesto, una fiesta donde cada uno anima a su equipo pero, fuera de la cancha, el buen ambiente es la nota predominante. Un ejemplo a seguir.

Color valenciano en el palco

La zona de autoridades del Buesa Arena estuvo a rebosar durante todo el torneo. En la gran final, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, fue el encargado de otorgar la Copa al campeón. El color valenciano fue significativo con la presencia del president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, la concejal de Deportes del Ayuntamiento de Valencia, Maite Girau, y el director-gerente de la Fundación Deportiva Municipal, José Vicente Berlanga. El propietario del club, Juan Roig, estuvo arropado por toda la directiva del Valencia Basket así como su hermano, Fernando Roig, que se desplazó desde San Sebastián tras presenciar el partido del Villarreal en Anoeta.

Extrenadores del conjunto taronja como Carles Duran, ahora mismo en Bilbao, o Ibon Navarro, actual técnico del Manresa, también siguieron las evoluciones de los de Martínez, así como los diferentes ojeadores de la NBA de hasta diez franquicias: aprovecharon para ver en directo las evoluciones de los jugadores con más proyección. El popular José Corbacho ejerció de maestro de ceremonias y, por primera vez, una Copa del Rey fue testigo de un concierto musical en directo con la actuación del grupo La Unión, que interpretó algunas de sus canciones más significativas.