Varios padres y madres de los jugadores querubines del Paterna y el Torrent protagonizaron, el pasado 4 de marzo, una imagen bochornosa. Patética. Se insultaron y se encararon en el campo mientras los niños futbolistas, de apenas 4 y 5 años de edad, observaban incrédulos la escena. Hubo intercambio de improperios, amenazas y algún intento de agresión mientras otros padres, desde la grada, pedían sentido común: «Son niños, que son niños».

Las ligas de querubines no están federadas. La primera categoría que está bajo el orden de la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana es la prebenjamín, que corresponde a niños y niñas de 6 y 7 años. Así que las escuelas de fútbol organizan los campeonatos y lo gestionan de forma externa, sin ningún tipo de oficialidad. Así que está pactado que los partidos sean arbitrados por un entrenador o miembro del área técnica del equipo anfitrión. En el partido entre el Paterna el Torrent, además, el colegiado era también padre de uno de los jugadores.

La bronca se originó cuando el árbitro señaló un penalti en los últimos minutos, que significó el empate. Un hecho que provocó las quejas, y más tarde insultos, de otros padres, lo que originó la discusión en el campo.

En el vídeo (grabado por Esport Base) que muestra la bronca, y que se puede ver en la web de Levante-EMV, se puede observar cómo, en plena discusión, un par de padres están a punto de llegar a las manos.

El Comité de Árbitros ha ya aconsejado a los clubes que en las categorías querubines no debería haber clasificaciones ni listas de goleadores, para que así todo se centre en el aprendizaje y la educación y se deje de lado el apartado competitivo a una edad en que no es necesario.

Por su parte, ambos equipos condenaron lo sucedido y tomaron cartas en el asunto: se reunieron con los padres y les instaron a abandonar los partidos cuando se dé alguna situación de violencia verbal y, por supuesto, física.

El comportamiento de los padres en el fútbol base es, precisamente, una de las grandes preocupaciones de los clubes y de la federación valenciana. Los árbitros son las víctimas, pero también entrenadores y niños.