El 26 de marzo de 1992 será una fecha difícilmente de olvidar en Godella. Ese día el Dorna Godella consiguió su primera Copa de Europa de baloncesto en la ciudad italiana de Bari. El próximo domingo se cumplen 25 años desde aquella cita que situó a esta localidad de l´Horta en el epicentro del baloncesto continente por unos días. Llegar hasta allí no fue ni mucho menos un camino de rosas. Tres años antes, en 1989, el Club Baloncesto Godella peleaba por sobrevevivir. Una persona incansable y voluntariosa como Dolores Escamilla cambió el rumbo del club al iniciar sin saberlo el camino hacia su época más gloriosa. La presidente del equipo en aquel entonces logró tras mucho tiempo contactar con José Ramón Guimaraens, de la empresa española Dorna. En un principio, Guimaraens decidió entrar en el proyecto con el objetivo de encontrar un patrocionador para el club, aunque al final optó por ser su empresa la que finalmente liderara un proyecto que tenía como objetivo lograr el cetro continental. Con Carme Lluveras inicialmente en el banquillo, la gran apuesta llegaría al año siguiente con Miki Vukovic. El ingeniero de minas llegaba a Godella avalado por sus dos subcampeonatos olímpicos y del mundo con Yugoslavia y, sobre todo, tras haber hecho campeón de Europa al Jedinsto Tuzla. El serbio reconoce que fue un apuesta personal. «Cuando me llamaron, me sorprendió de inicio el proyecto ambicioso que se pretendía hacer. Mi carácter me invitó a aceptar porque, aunque conllevaba riesgos, era el salto que debía dar en aquel momento», reconoce el técnico balcánico.

Un equipo de ensueño

Junto al serbio, jugadoras de prestigio nacional como Anna Junyer, Laura Grande, Rosa Castillo o Paloma Sánchez fueron incorporándose paulatinamente. La batería extranjera era de auténtico lujo con Razjija Mujanovic, dominadora del baloncesto europeo, y una por aquel entonces joven y prometedora jugadora rusa, Natalia Zassoulskaya. Esta pareja marcaría una época. El reto para esta campaña era muy grande, Dolores Escamilla era conocedora de que no conseguir el título continental propiciaría la marcha de Dorna y el consiguiente retroceso a un proyecto que tanto había costado conformar. Tras ser campeón de liga en la pasada temporada ante el Banco Zaragozano y semifinalista de la Copa Ronchetti, el Dorna Godella afrontó su debut en la Copa de Europa con un dominio insultante y pleno de triunfos que le condujo a la Final Four de Bari, donde el Como Jersey, verdugo la pasada temporada en la Ronchetti, se presentaba como el gran rival a batir. Una de las veteranas, Anna Junyer, con 7 Ligas y Copas, recuerda la frialdad de la llegada a Bari. «Me sorprendió el ambiente raro que tuvimos al llegar. Nosotras llegamos con el apoyo de un autobús de directivos y poco más. El Como jugaba en casa al ser un equipo italiano y sabíamos que tendríamos que ser nosotras mismas si queríamos ganar», reflexiona una jugadora que había llegado a Godella tras una extensa trayectoria tanto a nivel de club como de selección. La semifinal la abrió el Dorna contra el Sporting de Atenas. El equipo griego llegaba con el papel de víctima y solo una ex de las valencianas, Judy Mosley, presentaba credenciales para intimidar a las chicas de Vukovic. Tras un inicio en el que los nervios hicieron mella, el conjunto de Godella arrasó en la segunda parte para imponerse por un claro 87-61. Más allá de esta victoria, en la otra semifinal, el Como, con jugadoras de mucho nivel como Fullin o Gordon, caía de manera inesperada ante el Dinamo de Kiev. En el seno del Dorna se asumía que la Copa de Europa se acercaba un poco más.

Final ante el Dinamo de Kiev

Ese 26 de marzo de 1992 arrancó con polémica. Pese a los esfuerzos del club para que la final fuera televisada en toda España, TVE decidió no retransmitir el partido en directo y tan solo ofreció un breve resumen en la madrugada. Eurosport y los pocos que en aquel entonces disponían de parabólica pudieron presenciar la gran final. Junyer, Grande, Sánchez, Zassoulskaya y Mujanovic fue el quinteto que comenzó el choque más importante del club en su historia. Aunque en la primera fase el Dorna había superado con relativa claridad a las ucranianas, la final fue distinta y el equipo de Vukovic se marcó perdiendo al descanso (33-32) gracias al ritmo alto del partido que marcaban las de Kiev. El aspecto físico y el talento primó en la segunda parte para doblegar al Dinamo por 66-56 y certificar el título. Mujanovic firmó una final de escándalo con 31 puntos. Se había logrado, Godella reinaba en Europa. «Recuerdo que lo primero que hice fue ir a buscar a mis padres. No habían podido venir a casi ningún partido al ser de fuera y me di un abrazo con ellos. Fue emocionante», señala una joven y prometedora Laura Grande, que contaba con solo 18 años en aquel momento aunque después aglutinaría 8 Ligas y 5 Copas.

La capitana Anna Junyer fue la encargada de levantar la Copa. «El objetivo era conseguir el título. Ya durante el año anterior nos habíamos fogueado en la Ronchetti. Acudimos a Bari con mucha ilusión, pero también con dudas. Era un una plantilla con mucha unión. Los partidos de la Final Four fueron muy trabajados con mucho juego para nuestras interiores», recuerda. Una de las claves del éxito fue la mezcla de veteranía y juventud como apunta una de las jugadores que precisamente lideraba a las jugadoras con más experiencia como Rosa Castillo. «Yo he jugado muchos años y de aquel equipo recuerdo especialmente el ambiente, lo bien que nos lo pasamos. El año fue muy bueno con todos los partidos ganados y eso nos llevó a Bari con mucha confianza, aunque sabíamos que estaba el riesgo de perder en un día malo. Fue para mí la última oportunidad de ganar un un título europeo. Era mi primera experiencia lejos de Cataluña y acerté», afirma una jugadora que ganó 11 ligas y 13 Copas de la Reina. El encargado de llevar al cielo el proyecto fue Miki Vukovic. Debutante en España, labró en Godella sus primeros logros antes de marcharse años después al Pamesa Valencia. «El grupo tenía calidad humana y talento natural. Era asombroso ver lo motivadas que estaban partido tras partido.Era asombroso ver cómo se motivaban y nunca se relajaban, siempre querían un poco más», reconoce.

Escamilla, Guimaraens y Vukovic

Vukovic, Escamilla y Guimaraens fueron la pirámide sobre la que se forjó un proyecto que asombró a Europa. «A Miki lo conocía de antes y supo congeniar muy bien con todas sabiendo darnos el rol más adecuado», apunta Castillo. «Lo que hizo Dolores Escamilla tuvo mucho mérito porque no hay que olvidar que, de alguna manera, todas éramos novatas. Es encomiable que alguien le pusiera tanto empeño. Hubo mucho esfuerzo y trabajo detrás y no fue fácil el conseguir llevar adelante a un equipo de baloncesto femenino. Marcó un antes y un después», afirma Grande. «Guimaraens apostó por nosotras y no era fácil en aquel momento vincularse a un club femenino y, sobre todo, con una mentalidad ganadora», comenta Junyer.

Las celebraciones en Godella fueron multitudinarias y aquel equipo consiguió posteriormente no solo la liga y la Copa sino proclamarse Campeón del Mundo de Clubes después de superar al Sao Paulo. Ana Junyer, LuisaBisetti, Paloma Sánchez, Natalia Zasoulskaya, RazzaMujanovic, Rosa Castillo, Laura Grande, Esther Tordesillas, Teresa Almoguera y Emma Bezós fueron la integrantes de una plantilla que enseñó el camino a generaciones posteriores. Un plantel simplemente invencible.