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Opinión

La copa rota de Kant

El filósofo Kant era tan buena persona que cuando, en una ocasión, un criado tiró una copa de vino y la rompió, mandó que recogieran cuidadosamente los cristales y, después de comer, Kant y todos los invitados fueron al jardín con una pala para enterrar los restos de la copa en un profundo agujero. Kant estaba convencido de que esa era la única manera de evitar que alguien se hiciera daño con los cristales rotos. ¿Exagerado? Es posible. Pero también era muy exagerada la insistencia de muchos culés en enterrar la copa rota del Barça de Luis Enrique después de la dolorosa eliminación ante la Juventus. Puedo conceder que la intención de los enterradores del Barça fuera evitar que nos hiciéramos daño con los cristales rotos del desastre en Liga de Campeones, de la marcha errática en la Liga, de la decepción ante unos fichajes tan caros como ineficaces y de la sensación de que el fin de una era podía ser el principio de un viaje por el desierto. Pero la copa rota de Kant no se parece en nada a la copa rota del Barça-post Juventus. Una copa rota no puede contener vino. Un Barça roto puede ganar en el Bernabéu. ¿Decían que Messi estaba roto, hundido, triste, desparecido? Pues no. ¿Decían que ni siquiera Messi puede luchar contra el Real Madrid, ese equipo que si no gana, empata como si ganara? Pues no. ¿Decían que sin Neymar el Barça se desangraría en ataque como si fuera vino en una copa rota? Pues no. Decían tantas cosas€ No sé si el Barça ganará la Liga, pero sí sé que este Barça no merece ser enterrado en un profundo agujero en el jardín de un filósofo que era tan buena persona que se preocupaba por los cristales rotos de una copa de vino. También sé que la carrera de Sergi Roberto en el último suspiro del partido se perderá el tiempo como lágrimas en la lluvia porque Sergi Roberto no tiene la suerte de un Asensio o de un Isco, jugadores que tienen detrás una legión de publicistas que lo mismo convierten a Casemiro en un dios como certifican que Kroos es mejor que Busquets. Y no sé muchas cosas más. ¡Ah! Sé otra cosa. A pesar de lo que sugerían las imágenes televisivas, la boca de Messi no impactó de forma antideportiva con el codo de Marcelo. Brindemos por el Barça, aunque sea con una copa rota.

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